
El secretario general del Sindicato de Actores regional, y representante del teatro en el Consejo Nacional de Artes Escénicas, conversó acerca de los obstáculos que existen para desarrollar el arte escénico en regiones. El tema económico, especialmente, es el que más afecta a la producción de obras, así como la compleja situación laboral a la que se enfrentan los trabajadores.
Por Jhoan Tello Klause
A su juicio, ¿cuál es el problema más grande para los actores de esta región?
La mayor dificultad es la económica, gran parte de los actores y actrices viven con ingresos bajo la línea de la pobreza que rondan los 200 a 250 mil pesos mensuales en promedio, muchas veces la sociedad se encandila con el glamour que se ve en televisión, pero la realidad es que existe una alta precarización laboral.
El nivel de informalidad es altísimo, un aproximado del 4% de los actores tiene un contrato indefinido, y normalmente no tiene que ver con una producción audiovisual, sino que suelen ser trabajos complementarios como la docencia. A nivel nacional, más del 50% de los actores ejerce su profesión de manera informal, especialmente en el teatro.
¿Qué desafíos laborales enfrentan los trabajadores del arte en regiones frente al centralismo?
Al considerar que la región Metropolitana cuenta con sobre el 40% de los habitantes del país en un territorio equivalente al 2% de la superficie nacional, hace que la política tenga un carácter centralista desde siempre. Es por ello que existe una migración importante a la capital en busca de desarrollo, lo que termina saturando el sector.
En cambio, en regiones la cantidad de habitantes es considerablemente menor, no hay tantos actores, actrices y compañías teatrales, lo que hace mucho más complejo hacer una temporada teatral fuera de la RM, consiste en una o dos funciones y se acabó el público, después sigue viniendo gente, pero en términos económicos deja de ser digno.
Considerando que no hay un impulso político que fomente el desarrollo cultural de manera efectiva, en general, incluyendo a Santiago, no existen muchos espacios que entreguen certezas laborales, a nivel país tenemos las mismas dificultades, pero en distinta escala dependiendo de cada región.
¿Y cómo cubren los gastos de producción de una obra?
En nuestro país la autogestión y producción a partir de recursos propios es muy común, especialmente en compañías independientes, hay instancias en que se hacen rifas y eventos que permitan el financiamiento de las obras. Para nosotros, siempre es una incertidumbre el cómo se va a financiar el próximo trabajo.
Para la creación de vestuarios muchas veces recurrimos a la ropa usada para darle una segunda vida, la parte romántica de esto es que echamos a volar la imaginación, pero objetivamente no se logra al 100% lo que estética y artísticamente se propone en la puesta en escena que se está construyendo.
¿Cómo evalúa el apoyo estatal hacia la disciplina artística? ¿y por qué es tan importante que haya políticas públicas que aporten a su desarrollo?
Si bien existen instancias de postulación a fondos para la creación artística, como el FONDART, los recursos siguen siendo insuficientes para el sector y muchos no pueden acceder a estos. Hay una deuda por parte del Estado en la ejecución y desarrollo cultural, considerando que el arte es un gran aporte en todas las situaciones difíciles que enfrentamos como sociedad.
Una sociedad sin acceso a las artes es una sociedad enferma, por eso los países más desarrollados invierten tanto en cultura, no es porque les sobre el dinero, ellos entienden que el desarrollo debe ser armónico entre todas las necesidades, ya sea física, económicas, emocionales y las relacionadas a lo intelectual.
¿Qué le diría a quienes aún ven la cultura como un lujo y no como una necesidad?
Es importantísimo que entendamos que detrás de cada obra artística que muchas veces nos emociona y pensamos que salió de la nada, hay trabajadores que están entregando su aporte al desarrollo de una sociedad. Acceder a estas actividades nos permite avanzar en conjunto, asistamos y vivamos la experiencia a través de talleres culturales, obras de teatro, o incluso escuchar una canción.
Sabemos que estamos viviendo tiempos difíciles, es el instante de abrazar la cultura y el arte, porque de esa forma vamos construyendo y muchas veces puede transformarse en una linterna, que no va a resolver el problema, pero puede iluminar el camino y a partir de ahí ver con claridad cuál es la salida.
Eso es la cultura, un espacio de reflexión y de transformación social, muchas veces los artistas son cuestionados por los mitos de que quieren vivir del Estado, que no trabajan, eso es mentira. Apoyemos a quienes plasman la historia de un país en el lienzo de la vida, que puede ser a través de cualquier plataforma, como la música, teatro, pintura, etc.