
Aunque el uso de scooters eléctricos se ha expandido con fuerza en la comuna durante el último año, el municipio registra menos de cinco reclamos formales vinculados a accidentes o conflictos viales. Educación, prevención y un convenio con la empresa operadora explican parte del escenario.
Por Joaquín López Barraza
El aumento sostenido del uso de scooters eléctricos en Coquimbo ha abierto el debate sobre convivencia vial, seguridad y uso del espacio público. Sin embargo, a diferencia de otras ciudades del país donde este tipo de transporte ha generado controversias, en la comuna el fenómeno no se ha traducido —hasta ahora— en un alto nivel de conflictividad.
De acuerdo a información del Departamento Municipal de Tránsito, durante el último periodo se han recibido menos de cinco reclamos formales asociados a accidentes o problemas derivados del uso de scooters eléctricos, una cifra baja considerando su creciente presencia en sectores céntricos y turísticos.
El dato contrasta con la percepción ciudadana que suele instalarse en redes sociales y conversaciones cotidianas, donde se apunta a un uso irresponsable de estos vehículos. No obstante, desde el municipio sostienen que la mayoría de las situaciones se resuelve en terreno y que los reclamos formales siguen siendo excepcionales.
Uno de los factores que explicaría este escenario es el enfoque preventivo adoptado por la Municipalidad de Coquimbo. A comienzos de diciembre se desarrolló la primera escuela de conducción de scooters de la región, una iniciativa impulsada junto a la empresa operadora Whoosh, que incluyó capacitación teórica y práctica para vecinas y vecinos sobre maniobrabilidad, normas de tránsito y uso responsable.
Según información municipal, la capacitación abordó el respeto a la Ley de Tránsito, considerando que los scooters están clasificados como ciclos dentro de la normativa de convivencia vial, además del correcto estacionamiento y circulación en espacios compartidos.
A ello se suma un convenio vigente con la empresa operadora, que incorpora herramientas de ordenamiento, monitoreo permanente y tecnología que impide estacionar fuera de los puntos autorizados, junto con fiscalización municipal dentro de las atribuciones legales.
Desde el municipio señalan que, si bien cada usuario es responsable de su conducta, el énfasis ha estado puesto en la educación más que en la sanción, entendiendo que se trata de un medio de transporte relativamente nuevo para gran parte de la población.
Con la temporada estival en marcha y un mayor flujo de residentes y visitantes, el uso de scooters seguirá siendo observado de cerca.






























