Una de las familias afectadas por el caso de cadáveres extraviados en el cementerio de Las Compañías, en La Serena, denuncia que, tras cinco años de gestiones, aún no han podido encontrar los restos de su ser querido. La investigación se abrió este año a partir de una denuncia municipal
Por: Valentina Echeverría O.
Hace cinco años que Bárbara Neira y su familia viven una pesadilla tras ser una de las afectadas en el caso de las osamentas desaparecidas del cementerio municipal de Las Compañías, en La Serena. Lo que comenzó el año 2020 como el cumplimiento del último deseo de su abuela recién fallecida —ser sepultada junto a su esposo que falleció en 1989—, terminó revelando una negligencia aún sin resolver: ¿Dónde están los restos de su abuelo Raúl Ortiz?
«En febrero del 2020 pedimos la reducción de los restos de mi abuelito para enterrarlo junto a mi abuelita que acababa de fallecer. Fui con mi prima —ambas éramos testigos— y vimos cómo echaron los restos a una bolsa, vimos el color y el tamaño. Pero al día siguiente, cuando sepultamos a mi abuelita, nos entregaron otra bolsa completamente distinta», relató Bárbara.
A pesar de que la familia advirtió al encargado de las exhumaciones del cementerio que los restos no eran los mismos, la respuesta fue evasiva. «Nos dijeron que esa era la única bolsa en custodia y que había que ponerla nomas porque no podía estar un día más así. Yo me rehusé porque mi abuela no podía quedar con un extraño».
La familia fue a reclamar a la administración del cementerio donde meses más tarde, tras insistencias de ellos y de su abogado, quien actualmente renunció al caso, se logró realizar una prueba de ADN a su tío, hijo directo de su abuelo, que confirmó las sospechas en 2021 cuando se entregaron las respuestas del test: Los restos no eran los de Raúl Ortiz.
Entonces buscaron en el nicho de la persona a la que correspondían estos restos, con la esperanza de encontrar a su ser querido y que hubiera sido un «cambiazo», pero tampoco estaban ahí. «No sabemos dónde está mi abuelito hasta el día de hoy».
Durante estos años, la familia asegura que no ha recibido respuestas claras ni de la administración del cementerio ni de la corporación municipal.
«Nos ofrecieron hacerle una nueva sepultura, con lápida, fotos y todo lo que quisiéramos, pero les dijimos que eso no bastaba. Lo que queremos es encontrar a mi abuelo y que pueda descansar en paz junto a mi abuelita».
Osamentas desaparecidas
El caso de los restos desaparecidos se dio tras una denuncia presentada por la Municipalidad de La Serena ante el Ministerio Público, por los presuntos delitos de inhumación y exhumación ilegal, ultraje de cadáver y ultraje de sepultura.
La Fiscalía local instruyó diligencias a la Brigada de Homicidios de la PDI por detectar graves irregularidades en la gestión del cementerio, incluyendo exhumaciones sin protocolo, la desaparición de al menos nueve cuerpos y la existencia de 31 restos humanos sin identificar.
Desde Salud, el seremi Darío Vásquez aclaró que las exhumaciones deben ser solicitadas por familiares directos y autorizadas por la autoridad sanitaria, cumpliendo con condiciones sanitarias estrictas.
«Se exige el certificado de defunción del difunto, que los solicitantes acrediten parentesco, y que el cadáver sea transportado en un carro mortuorio autorizado. Además, si el traslado es a otro cementerio o crematorio, debe realizarse en presencia de un fiscalizador para verificar el estado de la urna y las condiciones del cuerpo», explicó.
La Seremi de Salud puede fiscalizar estos procedimientos tanto en terreno como mediante revisión documental. La PDI continúa con las indagatorias, cuyos antecedentes serán puestos a disposición de la Fiscalía.
Un duelo postergado
Mientras avanza la indagatoria, las familias siguen esperando. En el caso de Bárbara, el proceso legal es aún más lento: hoy no cuentan con un abogado que los represente, y han debido enfrentar esta lucha por sus propios medios.
«Ya no queremos una indemnización ni una lápida nueva. Solo queremos saber dónde está mi abuelito y cerrar este capítulo. Esto ha sido un duelo suspendido por años».