El gremio docente apunta al fracaso del modelo de financiamiento educativo, exige respuestas concretas del Mineduc y no descarta iniciar una huelga indefinida si no hay avances. En la Región de Coquimbo, la mayoría de las comunas adherirá a la movilización.
Por Joaquín López B.
Otra vez, los profes a la calle. Y no es por gusto. El Colegio de Profesores de Chile convocó a un nuevo paro nacional los días 4 y 5 de junio, en medio del estancamiento de la «Agenda Corta» comprometida por el Ministerio de Educación. La paralización busca visibilizar lo que el gremio califica como un abandono estructural del sistema educativo público.
En conversación con este medio, el presidente regional del Colegio de Profesores, Daniel Aguilera, explicó que la decisión nace del malestar acumulado en las bases. «Nosotros hicimos una asamblea antes del llamado nacional a la paralización, y la mayoría de las comunas de la región quiere entrar en una movilización nacional para avanzar en los puntos críticos de la agenda corta».
Los reclamos son antiguos, pero no por eso menos urgentes: ley de titularidad, bono del profesor jefe, sobrecarga laboral, violencia escolar, problemas con los SLEP y una deuda estructural con el financiamiento de la educación pública. «No ha habido respuesta concreta por parte del ministerio. Por eso se convoca a este paro nacional», agregó Aguilera.
Podría venir el paro indefinido
El gremio ya advirtió que si no hay avances reales, lo que hoy es una paralización de advertencia podría transformarse en una huelga prolongada. «Si no recibimos una respuesta suficiente, el siguiente paso es el paro indefinido. Así de claro», afirmó el dirigente.
Además, anunció que la movilización incluirá una marcha nacional en Valparaíso, con delegaciones de diversas comunas de la región movilizándose en buses hacia el Congreso. «Ya se han manifestado comunas como Vicuña, Paihuano, Monte Patria y otras. Estamos esperando la resolución de las bases, pero el respaldo ya es mayoritario», dijo.
Los SLEP bajo la lupa del profesorado regional
Uno de los puntos más sensibles para los docentes es la incertidumbre respecto al traspaso a los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP), especialmente tras la crisis vivida en Coquimbo. Aguilera no se guarda nada: «Los SLEP han hecho agua. Han demostrado los mismos males que los municipios: sobrecarga laboral, deudas y problemas de infraestructura».
En La Serena, donde aún no se concreta el traspaso, la tensión crece: «Estamos esperando que se apruebe el financiamiento del déficit para ver si se concreta o no. Pero con este nivel de incertidumbre, nadie tiene tranquilidad».
¿Y si el problema es el modelo completo?
Más allá de los parches, apunta a la raíz, pues «el problema es estructural. Mientras no haya un financiamiento fuerte y claro, no van a cambiar las cosas. Todo lo que se reclama —la sobrecarga, los sueldos, las condiciones laborales— requiere recursos. Sin eso, no hay reforma posible».
En su diagnóstico, el modelo educativo chileno sigue atrapado en una lógica mercantil: «Este es un sistema que se sostiene sobre la rendición de cuentas, la competencia y la figura del sostenedor. No se ve la educación como un derecho. Necesitamos una reforma profunda, y eso parte por cambiar el sistema de financiamiento».
Mientras no haya respuestas claras desde el Ministerio, el gremio docente ya adelantó que la movilización no se detendrá. La advertencia de un paro indefinido no es solo una amenaza sindical: es la expresión de un sistema que, según los profesores, ha llegado a su límite.
Y aunque la agenda corta aún figura en los compromisos del Gobierno, los docentes insisten en que no bastan medidas parciales. Lo que está en juego, subrayan, no es solo una lista de demandas, sino el sentido mismo de la educación pública en Chile.