La cuarta versión del encuentro reunió a autoridades, académicos y expertos internacionales. Los gobernadores asistentes insistieron en que el debate no puede seguir entrampado en el nivel central y llamaron a aprobar el proyecto de «Regiones Más Fuertes».

En la Región de Coquimbo volvió a escucharse una demanda que atraviesa a todos los territorios: que la descentralización deje de ser un discurso y se traduzca en autonomía real. El IV Congreso de Descentralización, desarrollado el 20 y 21 de agosto en La Serena, instaló el debate en torno a la transferencia de competencias y, sobre todo, al financiamiento regional, con la participación de autoridades nacionales, gobernadores y especialistas de América Latina y Europa.
La discusión no es nueva, pero tomó fuerza en este encuentro. El gobernador de Coquimbo, Cristóbal Juliá, expuso la paradoja de que las regiones reciban nuevas responsabilidades sin contar con recursos propios. A su juicio, el punto central está en que buena parte de los tributos generados localmente siguen concentrándose en Santiago. De ahí la urgencia de avanzar en el proyecto de Regiones Más Fuertes y en una reforma constitucional que entregue más atribuciones. «No pedimos ni más ni menos, solamente contar con las mismas atribuciones que tienen los municipios desde el punto de vista financiero», subrayó.
La postura encontró eco en la propia subsecretaria de Desarrollo Regional, Francisca Perales, quien admitió que la falta de autonomía presupuestaria es el nudo que impide que los gobiernos regionales desplieguen plenamente su trabajo. Recordó que la iniciativa ingresada en 2023 sigue entrampada en el Congreso y llamó a los parlamentarios a retomarla. «Detrás de este proyecto hay más inversión, más empleo y mejores servicios básicos», sostuvo, defendiendo que la descentralización no es un fin en sí mismo, sino un mecanismo para mejorar la vida de las personas.
El debate no quedó solo en las competencias políticas. Desde la academia, la rectora de la Universidad de La Serena, Luperfina Rojas, recordó que las universidades regionales son también actores de peso en este proceso. Su planteamiento apuntó a que la formación de capital humano y la generación de conocimiento deben ser parte de la ecuación para un desarrollo territorial más equitativo. «La única forma de crecer es trabajando en forma conjunta, confiando en nuestras regiones y en el valor de nuestros territorios», expresó, valorando que la cita permitiera contrastar experiencias de otros países.
Quien también insistió en esa mirada territorial fue el presidente de la Asociación de Gobernadores Regionales (Agorechi), Pablo Silva, al poner como ejemplo la distancia entre las decisiones tomadas en Santiago y las realidades locales. «En la cuadra alrededor de La Moneda no se alcanza a ver Apumanque, no se conocen sus necesidades. Eso lo podemos hacer nosotros, los gobernadores, junto con alcaldes y consejos regionales», planteó, advirtiendo que la continuidad del proceso dependerá también del clima político en los próximos años.
Más allá de los discursos, el programa incluyó conversatorios y paneles sobre reconversión productiva, cambio climático, innovación territorial y financiamiento subnacional, con especialistas de México, Panamá, Perú, Bélgica y el País Vasco.
El congreso concluyó con un consenso transversal: sin descentralización fiscal, los avances seguirán siendo parciales. Y aunque las regiones se muestran dispuestas a liderar, la definición sigue en manos del Parlamento.

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