Mientras la Municipalidad de La Serena evita pronunciarse, la Asociación de Funcionarios Municipales salió a explicar la adjudicación de una cena para más de mil trabajadores, cuyo costo supera los $53 millones. El evento fue aprobado por el concejo municipal y se realizará en el Hotel Club La Serena.

Por Joaquín López Barraza

Una licitación por $53.400.000 adjudicada por la Municipalidad de La Serena para realizar la cena anual de sus funcionarios volvió a poner sobre la mesa la discusión sobre la coherencia entre el discurso de austeridad y las decisiones de gasto.
El contrato, aprobado por el concejo municipal y publicado en Mercado Público, contempla una cena para 1.068 trabajadores —más de $50.000 por persona— a realizarse en el Hotel Club La Serena.
Desde el municipio señalaron a Diario La Región que la alcaldesa Daniela Norambuena no se referirá al tema, dejando la vocería en manos de la Asociación de Funcionarios Municipales, presidida por Jesús Parra, quien defendió la decisión con un argumento simple: los trabajadores «lo merecen».
«Es un derecho que tenemos los funcionarios de celebrar una vez al año el gran trabajo que hacemos para atender a más de 300 mil vecinos. No es un gasto, es una inversión en el recurso humano», afirmó Parra.
El dirigente sostuvo que la actividad no se realizaba desde hace siete años y que el año pasado fue suspendida para colaborar con el ahorro municipal. «Después de tanto esfuerzo, era justo retomar esta celebración», explicó.
Sin embargo, el gasto se produce en una administración que ha insistido en que la Municipalidad atraviesa una crisis financiera severa, con deudas acumuladas en varias áreas y un llamado constante a la «austeridad» y al «orden interno».
Consultado sobre la pertinencia del gasto, Parra respondió que los fondos «provienen de ítems distintos» a los de obras o servicios comunitarios.
«Los recursos están destinados por ley a diferentes propósitos. No se está desviando dinero de ningún otro ítem. Esto está dentro de lo permitido», aseguró.

¿Reconocimiento o disonancia?

Pese a la justificación formal, la decisión ha generado cuestionamientos por su oportunidad. Más de 53 millones de pesos podrían financiar proyectos menores en salud primaria, infraestructura o programas sociales, mientras la Municipalidad insiste en que «cada peso cuenta».
Para Parra, la inversión se justifica en el impacto simbólico. «Una cena no es solo una comida, es un gesto de reconocimiento. Refuerza la motivación, el sentido de pertenencia y la moral del trabajador», sostuvo.
Sin embargo, no existen mediciones concretas que respalden el efecto de este tipo de actividades sobre el desempeño o la satisfacción funcionaria.
Y en un contexto donde el municipio exige comprensión ciudadana frente a restricciones presupuestarias, la señal pública que proyecta el gasto no es menor.

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