Cree que haberse cambiado del PDG a Demócratas pudo haberle pasado la cuenta, «aunque es parte del proceso». ¿Alguna lección? «Que el votante no ve el trabajo legislativo». Su futuro se lo toma con calma y asegura que si existe una propuesta en la cual pueda aportar, «feliz de hacerlo».

Por René Martínez Rojas

Aunque ya no le da más vueltas al asunto, los resultados después de ese 16 de noviembre lo tomaron por sorpresa. Jamás pensó en perder. Pero ya está, cuenta el diputado de Demócratas Víctor Pino.
Admite que «esperábamos más» después de un trabajo de cuatro años «en el que se relevaron los problemas de la región, especialmente en el agua, amén de la reactivación, el turismo, fomento, robo de cables. Todo eso se relevó y por eso hubo sorpresas al no darse los resultados», reconoce a Diario La Región.
De perfil bajo, quizás le faltó eso que a algunos les sobra, «ya que no hubo polémica ni nada malo –que lo apuntará- en estos cuatro años», asegura.
No realiza un mea culpa «porque hice mi trabajo, fui al Congreso a trabajar y a hacer cosas importantes, especialmente en el tema de la desaladora que ya está en marcha. Creo que ese trabajo es el legado que estamos dejando, al igual que la ley de permisos sectoriales que va a cambiar la cara de la inversión en Chile, y que también es parte de mi legado, tal como la Comisión Investigadora de robo de cables que permitirá mejorar la persecución del delito».
Sí cree que faltaron las marcas de partido e individuales «y quizás ser escandaloso», ríe. Y aunque a esta altura se lo toma con tranquilidad, dice que «si hubiera estado en la palestra por atacar a alguien o por pelear, la gente se habría acordado de mí…».
No duda en señalar que «aquí el conocimiento no es del trabajo legislativo, sino de la persona, que pasa a ser relevante. En este caso me faltó esa percepción y me lo dijeron algunos colegas: lo que estás haciendo no está bien. Pero este es un trabajo y yo vengo a tener resultados».

No solo sabe de política

Si intuye que haberse cambiado de partido, del PDG a Demócratas, que por lo demás está pronto a desaparecer luego de no superar el umbral legal en las recientes elecciones parlamentarias, le pudo haber pasado la cuenta.
«Siempre pasa la cuenta y es parte del proceso. Pero nos queda la lección de que el votante no ve el trabajo legislativo. Ahora si uno tuviera una bola de cristal quizás se habría hecho otra cosa, pero ya no se puede mirar para atrás. ¿Qué es lo que espero? Seguir trabajando en lo que a mí me importa, que es traer agua a la región de Coquimbo y solucionar –ojalá- el problema de la escasez en Chile y para eso tengo perfectamente las capacidades».
No tiene claro todavía qué sucederá después del diez de marzo cuando tenga que ir por último día al Congreso. Aunque lo que está buscando «es el bien común que ha caracterizado mi trabajo parlamentario, más que las ideologías políticas.
Lo que yo esperaría es seguir trabajando en lo que a mí me interesa, que es el tema hídrico. Soy ingeniero comercial, tengo más de 20 años de experiencia en recursos hídricos, así que no soy una persona que solo sabe de política. Y podría seguir siendo también político o trabajar desde el Ejecutivo si se da la oportunidad. Así que estamos abiertos a las distintas posibilidades que puedan llegar».
Pero hasta el momento, asegura, «no ha existido ningún acercamiento con ningún partido político, puesto que nadie ha hablado conmigo. Así que estoy abierto a que, si existe una propuesta en la cual podamos aportar, feliz de hacerlo».

Más de 150 proyectos de ley presentados en el periodo legislativo, de las cuales diez se transformaron en leyes de la República.
«Y acá estamos, seguimos trabajando full, sacando la ley de cobro de estacionamiento, que es ley mía, para que no se cobre estacionamiento en los servicios de salud público y privado. De igual manera estamos trabajando en la ley de desalación que estamos impulsando para que salga después de siete años en el Senado y la vamos a sacar en enero si Dios quiere».
Por lo tanto, cree que todavía se puede llegar con alguna solución temprana a las comunidades y hacer algo, «cosa que yo por lo menos valoro».

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