
Locutor, docente y superintendente honorario del Cuerpo de Bomberos, dedicó más de cinco décadas al servicio público y a las comunicaciones en la Región de Coquimbo. Sus restos están siendo velados en el Cuartel General de Bomberos y será despedido con honores institucionales.
Por Joaquín López Barraza
A los 91 años falleció este jueves 18 de diciembre Alberto Casanga Wilson, una de las figuras más influyentes y respetadas del periodismo regional y del servicio público en la Región de Coquimbo. Su trayectoria combinó comunicación, docencia y una entrega inquebrantable al Cuerpo de Bomberos de La Serena, institución a la que dedicó más de medio siglo de servicio.
Casanga entendió siempre el periodismo como una responsabilidad ética antes que como un oficio. Autodidacta en las comunicaciones, defendió el rigor, la cercanía con la comunidad y el respeto por la palabra, formándose —como solía decir— «en la calle», escuchando a las personas y leyendo el pulso social. Esa mirada crítica lo acompañó hasta el final de su vida, observando con preocupación los cambios del oficio y la pérdida de profundidad en el debate público.
Profesor de Matemáticas de formación, estudió y trabajó de noche en Santiago para titularse en la Universidad de Chile, y posteriormente llegó a La Serena, ciudad donde echó raíces, formó familia y desarrolló gran parte de su vida profesional y comunitaria. Su vocación docente marcó su forma de comunicar: clara, pedagógica y exigente consigo mismo y con los demás.
Pero fue en Bomberos de La Serena donde dejó una huella institucional profunda. Ingresó a la Quinta Compañía y ejerció como superintendente durante 20 años, en un período especialmente complejo para la institución, marcado por la escasez de recursos y por grandes emergencias regionales.
El actual superintendente del Cuerpo de Bomberos de La Serena, Ángelo Pizarro Savera, destacó que Casanga fue «un bombero insigne, superintendente honorario y una figura que difícilmente podrá ser igualada».
«Le tocó dirigir la institución en años muy duros, en los 70 y 80, cuando no había equipamiento ni recursos. En ese contexto enfrentó emergencias catastróficas, incendios, aluviones y el accidente aéreo de Alfalfares. Incluso llegó a hipotecar su propia casa para comprar equipamiento básico para los bomberos, como chaquetas y cascos», recordó.
Pizarro subrayó que ese gesto resume su forma de entender el servicio: «Dejar todo, incluso a la familia, por el bien de la institución y de la comunidad».
Desde lo personal, su hijo Alberto Casanga Morgado lo recordó como un hombre exigente y profundamente formador.
«Era estricto, muy ordenado. Había horarios para todo y siempre había que llegar antes, nunca atrasarse. De chico uno no lo entendía, pero con los años te das cuenta de que estaba formando personas responsables», señaló.
También evocó una enseñanza cotidiana que lo marcó, «siempre me decía que había que saludar a todos, a todos. Desde la autoridad hasta la persona que barría la calle. Eso habla mucho de quién era».
Los restos de Alberto Casanga Wilson están siendo velados en el Salón de Honor del Cuartel General de Bomberos de La Serena, y este viernes será despedido con el tradicional funeral nocturno de la institución, con honores especiales por su condición de superintendente honorario. Posteriormente, será sepultado en el mausoleo institucional.






























