Cumplirán pronto once años y pese a los avances, admiten que sigue faltando más información, hacer conciencia y sensibilizar a la comunidad.

En su mayoría, se aprendieron de memoria el recorrido de la locomoción colectiva. Saben en qué momento exacto bajarse y cruzar la calle. Pero no siempre, cuando deben atravesar un hoyo. Muchas veces caen. Como sucedió hace unos días en pleno centro de La Serena, en la intersección de calles Prat con O’Higgins.
Para ellos un problema. Y serio. «Es un trabajo que hay que hacer con los municipios, departamentos de obras y empresas de telecomunicaciones, a quienes hay que sensibilizarlos», reconoce Carmen Gloria Tapia, presidenta de la agrupación Acaluces La Serena.
Pero no es primera vez que sucede, ya que hace un año, cuando estaban arreglando Balmaceda con Cuatro Esquinas, a paso del colegio Luis Braille, una persona que trabaja en el establecimiento se cayó en una zanja, «entonces existen estas situaciones en las cuales muchas veces no les toman importancia, pero para una persona con discapacidad visual o ciega, es muy difícil andar en el centro si no está adaptado», agrega.
Esta organización, que pronto cumplirá 11 años, nace de la necesidad de un grupo de padres de niños con discapacidad visual, para no solo desarrollar distintas actividades de índole cultural, sino también fomentar la integración de sus hijos a la comunidad.
«Éramos apoderados del colegio Luis Braille y como nos dimos cuenta que faltaban recursos y acciones, creamos la agrupación. ¿Y la misión? Promover la inserción social, política y cultural para contribuir a su pleno desarrollo», señala.

Hasta Tongoy

Pese a los avances, ha sido una lucha constante. En ese sentido, reconoce que «estamos tratando que la comunidad y los municipios tengan espacios adaptables para las personas con discapacidad».
Por ejemplo, hay baldosas lineales que son para que las personas con discapacidad visual pasen su bastón. En el centro de La Serena, en especial en La Recova o en La Costanera, tanto de La Serena como Coquimbo, y hasta en Tongoy, «los ambulantes muchas veces la utilizan y los restaurantes ponen su letrero e impiden el paso de las personas con discapacidad. Creo que falta información, hacer más conciencia y sensibilizar a la comunidad».
Desde sus inicios han batallado. Y harto. Recuerda Carmen que en 2018 el Ministerio de Educación no envió a todos los chicos -a nivel nacional- los libros en Braille y en macrotipo, «así que hicimos una demanda en la Corte de Apelaciones y ganamos. Y después fue la Corte Suprema que ratificó el mismo veredicto. Uno de los hitos fue lograr que el ministerio pueda respetar los derechos de los niños para que tengan la igualdad de condiciones dentro del establecimiento y todo su material adaptado».
A la fecha han realizado distintas alianzas con universidades y servicios públicos, «y ahora estamos trabajando con la Seremía de Transporte y los buses eléctricos, revisando todos los puntos que están en calle Balmaceda para que estén con sistema Braille y audio. Así que estamos trabajando en conjunto para que los nuevos paraderos queden habilitados».
También lo hacen con el hospital de La Serena y el CDT, en un programa de accesibilidad, en que las personas con discapacidad escaneen su código QR y puedan saber dónde está cada departamento.
«Seguimos trabajando en conjunto, al igual que con las municipalidades. Aunque pertenecemos a la municipalidad de La Serena, también tenemos algunos socios de Coquimbo y estamos en conjunto con los departamentos de discapacidad o inclusión en el tema de las ayudas técnicas».

Un espacio

Su hijo tiene 16 años y es seleccionado juvenil nacional de Goalball (deporte paralímpico creado específicamente para personas ciegas y con discapacidad visual). Pero no es el único, puesto que en la agrupación son tres los seleccionados que están peleando los cupos para octubre, cuando sean los Panamericanos en Santiago.
Pertenecen al club Scorpions, pero ha sido muy difícil encontrar recintos para que hagan deporte y si bien el IND facilita sus instalaciones, «en sí los recintos que son más acceso, como el coliseo, solamente lo encontramos una vez a la semana y el Polideportivo de Las Compañías está ocupado, al igual que colegios municipales».
La mayoría de los niños que pertenecen a la agrupación estudia en colegios tradicionales y otros en la universidad, como María Laura pedagogía en música y Felipe psicología en la universidad de La Serena.
«¿Sabe? Nosotros queremos que nuestros hijos sean profesionales y que la sociedad pueda entregarles un espacio…».

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