
Con la formación de un nuevo pacto entre el Partido Republicano, el Nacional Libertario y el Social Cristiano, la derecha se fragmenta de cara a las elecciones, alejando la opción de una lista unificada en el Congreso. Desde Coquimbo, las dirigencias locales confirman el quiebre y proyectan sus propias cartas.
A poco menos de cinco meses de las elecciones parlamentarias y presidenciales, la derecha chilena enfrenta un nuevo remezón político. La conformación del pacto «Derecha Unida», que agrupa al Partido Republicano, el Nacional Libertario y el Social Cristiano, sepulta —al menos por ahora— la posibilidad de una lista única para el Congreso, lo que tensiona la estrategia de Chile Vamos y complica el panorama de la candidata presidencial Evelyn Matthei.
Mientras Jeannette Jara lidera la última encuesta Plaza Pública Cadem con un 28% de intención de voto espontáneo, seguida de José Antonio Kast (23%) y Matthei (9%), el escenario opositor se fragmenta sin miras de unificación. En este contexto, las dirigencias regionales comienzan a trazar sus propios caminos, marcando distancias entre las distintas derechas.
Libertarios no se quieren mezclar con Chile Vamos
Desde el Partido Nacional Libertario, su coordinador regional en Coquimbo, Esteban Cupra, fue claro al señalar que «la verdad es que estamos trabajando para seguir creciendo como partido, porque queremos ser el más grande de Chile». Cupra añadió que el partido, con más de 52 mil adherentes, «está dispuesto a conversar con otros partidos», pero que la relación directa se limita a Republicanos y Socialcristianos. Además, confirmó que ya cuentan con 19 precandidaturas inscritas en la región, entre ellos empresarios y abogados.
Sobre el distanciamiento con Chile Vamos, Cupra fue enfático: «Tenemos una pura postura. Y esa es la postura que nosotros estamos manteniendo. No nos queremos mezclar con Chile Vamos».
Republicanos bajan el perfil al quiebre
Una visión similar expresó el presidente regional del Partido Republicano, Brian Salazar, quien explicó que la estrategia del pacto apunta a la acción territorial y al trabajo con partidos ideológicamente afines. «Más que diferenciarse, seguimos una estrategia distinta. Ellos han tomado una estrategia de llegar a cierto segmento de la sociedad, pareciera que un poco más de centro. Nosotros estamos principalmente por el eje de las personas», señaló.
Consultado por el liderazgo presidencial, Salazar evitó referirse directamente a las encuestas, aunque destacó que «evidentemente en este caso nos están favoreciendo, pero al final nuestro foco va a seguir siendo el trabajo territorial». También aseguró que manejan nombres para el Congreso, aunque aún no los harán públicos.
Evópoli marca diferencias: «Las brechas son demasiado profundas»
Desde Chile Vamos, en tanto, las palabras de Joceline Ibacache, presidenta regional de Evópoli, revelan la incomodidad ante un escenario de ruptura. «La lista única no es una opción viable cuando las diferencias entre los proyectos políticos son tan profundas», afirmó. Y agregó que desde su partido buscan «construir acuerdos responsables y bien pensados, que respeten esas diferencias, pero con un propósito común, que Chile vuelva a avanzar».
RN apuesta por dos listas, pero no cierra la puerta al diálogo
La presidenta regional de Renovación Nacional Vinka Pusich consideró que si bien la unidad es una idea atractiva, no es del todo viable en el escenario actual. «Poner a toda la derecha en una sola lista es poco probable, ya que los cupos son acotados. Si la idea es construir un acuerdo amplio, entonces lo más razonable es la elaboración de dos listas», afirmó.
Aun así, Pusich dejó abierta la puerta al entendimiento: «Creemos en el diálogo y en la posibilidad de enfocarnos en lo que nos une y no en lo que nos divide, a fin de alcanzar acuerdos que favorezcan la seguridad, desarrollo económico y bienestar social del país».
A cinco meses de las elecciones, la oposición se dispersa
Así, mientras Kast se consolida como la figura fuerte del sector en las encuestas y Matthei pierde terreno, la derecha vive un momento clave. El portazo a la lista parlamentaria única reconfigura las alianzas y abre la puerta a una competencia interna donde, más que unidad, prima la disputa por el control del relato conservador.