
Aunque diferentes gremios del sector valoran que no se debe minimizar las alertas, sí lamentaron el perjuicio económico y que la jornada de este miércoles debe servir para mejorar los cursos de acción.
Por René Martínez Rojas
Culminada la alerta de tsunami de este miércoles tras el terremoto de magnitud 8,8 en Rusia la tarde del martes, desde distintos sectores (comercio, hotelería y gastronomía) hicieron un balance de las consecuencias de suspender casi toda actividad en la conurbación.
Aunque sí valoraron que no se debe minimizar las alertas, lamentaron el perjuicio económico.
«Es importante resguardar que podamos tomar las medidas y los estamentos encargados del gobierno hagan las precauciones necesarias. Sin embargo, al parecer no fue muy certera, dado que generó mucha alarma en la ciudadanía. Fue un esfuerzo que se hizo ciudadano, pero quizás no tan certero desde el punto de vista del impacto que tuvo como fenómeno», cuenta Carlos Orrego, presidente de la Cámara de Comercio de La Serena.
En cuanto al comercio en sí, afirma que «son situaciones que afectan la cotidianidad y efectivamente nuestros colegas están en una condición bastante complicada porque no hubo flujo de gente. Que se pare la asistencia a los colegios hace que las personas se queden en la casa y eso generó menos flujo de personas. Indudablemente fue complejo y todavía lo sigue siéndolo, porque se asoma una lluvia intensa y eso radica en que se contraiga la afluencia de público. Pero generalmente este tipo de fenómenos genera un impacto negativo en nuestro sector».
Para Juana Iris, presidenta de la Cámara Comercio de Coquimbo, muchos de sus socios «estaban divididos», pero a su juicio, «el levantamiento por lo que iba a suceder, que gracias a Dios no pasó, tenía que haber sido más temprano, aunque a las dos de la mañana sonó igual la alarma y los vídeos daban cuenta de que era real y no ficticio. Entonces hay que evitar y lamentablemente es una situación crítica en donde tenemos que respetar la naturaleza. Yo tuve que cerrar mi local, además que no se podía abrir los negocios ni andar en el centro. Un día con otro habrá que equilibrar la situación, pero era imposible trabajar, no se podía…».
Mejorar los cursos de acción
Desde Barrio del Mar, su gerenta María Antonieta Zúñiga evalúa de buena manera las medidas adoptadas, «entendiendo que van en el sentido de cuidar a la comunidad y tomar acciones preventivas, teniendo en consideración que muchas de las decisiones no necesariamente se resuelven a nivel local, lo cual agrega una complejidad adicional a la situación».
Por otro lado, cree que es una oportunidad «para sacar lecciones» que tiendan a mejorar los protocolos, «haciéndolos acordes a nuestra realidad local, tratando de atenuar los impactos que éstos puedan tener no solo en la población, sino también en el ámbito económico y comercial. Por eso creemos que es un buen momento para trabajar a futuro, con miras a mejorar los cursos de acción, minimizando externalidades como las que se presentaron en esta oportunidad».
Un día de pérdida
Aunque el fenómeno pasó sin dejar daños o víctimas en las costas de la región, sí representó pérdidas para quienes viven del turismo.
Así lo explica Marcos Carrasco, presidente de la multigremial Hotelga, quien destacó el comportamiento de los empresarios del borde costero, quienes «cumplieron con toda la normativa vigente de para dar las facilidades a nuestro personal y, por supuesto, acatar la normativa respecto a la evacuación y de esta manera evitar cualquier tipo de peligro o que pudiese poner en riesgo la integridad de todos nuestros colaboradores».
No obstante, fue una jornada «lamentablemente larga» y advierte que como empresarios del sector turístico no tienen ninguna injerencia en poder cambiar y modificar las decisiones que toman «nuestras autoridades y en ese sentido nos vimos perjudicados producto de que hubo hoteles en que sus huéspedes estuvieron más de 14 horas fuera de los recintos y eso provocó, por supuesto, molestias e incertidumbre en muchos de los turistas que nos visitaban».
En relación a la gastronomía, reconoce que fue un día de pérdida, por cuanto en términos económicos «es bastante complejo debido al alto número de obligaciones que tenemos como pequeños empresarios. Sin perjuicio de esto, no tenemos ninguna alternativa, solo acatar, y así se realizó con el cierre de todos los locales y luego enviar a nuestros trabajadores a sus casas para evitar cualquier tipo de problemas o ponerlos en riesgo.