Durante una visita fugaz a la conurbación que duró aproximadamente ocho horas, el candidato a la presidencia Marco Enríquez-Ominami se dio un momento para conversar con Diario LA REGIÓN. Es popular el cineasta, vino a escuchar las peticiones de la gente, se le acercaban mientras merodeaba por la calle Doctor Marín.

¿Qué piensa de las medidas de seguridad que el presidente fue anunciar a la zona norte?
No es un asunto creerle o no al presidente, es un asunto de decepción. Yo creo que todo el gobierno es una decepción.

Decepción respecto de la realidad, decepción respecto a la verdad, decepción respecto a las promesas, decepción respecto a los compromisos. Yo voté por el presidente Boric y estoy decepcionado.

La exministra Tohá dice que la izquierda tiene serios complejos con los temas de seguridad ¿Coincide con esas declaraciones?
Este gobierno tuvo una gran incapacidad y es el gran creador de José Antonio Kast. Creo que es un gobierno que abandonó la primera de todas las libertades, que es la seguridad. La seguridad es un asunto técnico, no político.

Dotar a carabineros de herramientas, de instituciones serias, de armas, de un polígono para ensayar, de autos, de instituciones técnicamente sólidas, que Gendarmería tenga un verdadero servicio de inteligencia para intervenir las cárceles. Todo eso es un tema técnico, no político. Este gobierno por su incompetencia fracasó y es un gobierno que además nos está pidiendo cuatro años más.

Mencione tres medidas en tema de seguridad que implementaría
La primera es dotar a carabineros de armas que disparen treinta balas y no seis. Que tengan patrullaje permanente todo el día en la calle para la seguridad subjetiva y la tercera es Gendarmería, que es la que mejor conoce las cárceles. Tenga un servicio de inteligencia, porque buena parte de los delitos se coordinan desde la cárcel.

¿Cuál es su postura sobre el proyecto minero Dominga?
Creo que la institucionalidad hay que respetarla. A mí no me gustan los proyectos altamente contaminantes, pero no voy a torcer la institucionalidad. Soy un hombre que es candidato a jefe de Estado, para que haya Estado de Derecho. Con lo cual no puedo torcer la institucionalidad.

Creo en ella. Lo que sí, nosotros vamos a proponer una agencia que va a dinamizar los permisos y va a obligar al Estado a cautelar el patrimonio de nuestras biodiversidades, nuestras cuencas hídricas y al mismo tiempo a generar plata. Yo quiero ser presidente de la mediación entre el fin del mundo y el fin de mes.

Mucha gente no puede pagar la cuenta a fin de mes, otros están preocupados de que el mundo se va a acabar. Ambas verdades requieren un mediador.

¿Qué piensa sobre la polémica de los bots?
Yo lo denuncié en 2017, en la calle Padre Mariano, número 82, en Providencia. Alberto Espina, Sebastián Piñera y Andrés Chávez tenían una granja de bots para destruir mi reputación. Vino a mi casa a autodenunciarse un joven con su mamá, al que le pagaban ochocientos mil pesos por tener doscientas cuentas para destruirme.

Soy conocido en esto, porque he sido víctima de eso, pero en la política es sin llorar. Lo denuncié, creo que ahora, porque a Evelyn Matthei, le molesta en noticias, lo denuncié mucho antes.

Al ser hijo de un revolucionario como Miguel Enríquez, ¿siente que tiene un poco más de historia y propiedad para hablar sobre su posición política?
Vengo de una tradición rebelde, muy importante en la historia de Chile, de familias reformistas, conservadoras, revolucionarias, liberales, católicas, amazónicas. De una familia de la política, sí, soy un animal político, un hombre que entiende la política mejor que ninguno. Conoce el mundo mejor que ninguno.

Soy el más transparente, soy el único que publicó su sueldo, su renta, los demás mintieron. Vivo en Chile, otros candidatos no viven en Chile. Pago mis impuestos en Chile, otros no pagan en Chile.

Por eso creo que soy el mejor presidente para esta región y vengo a convencerlos, sabiendo que vengo de atrás, que quedan 30 días.

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