
«Se ha perdido la esencia de la fundación y pasó a ser una empresa que busca números azules. Se le ha quitado el corazón y al quitarle eso, el Hogar muere», opina Francisco Riquelme, monitor social del albergue en la comuna serenense.
Valentina Echeverría O.
La noticia del cierre de las hospederías del Hogar de Cristo en La Serena y Ovalle remeció a sus trabajadores y a las decenas de personas en situación de calle que dependían del apoyo brindado por estas instalaciones.
Francisco Riquelme, monitor social del albergue serenense, la medida fue comunicada de manera informal desde la jefatura. «Algunos colegas ya están sin trabajo y a otros se les informó que el cierre será el 30 de septiembre», cuenta.
El anuncio también contempla el término de otros programas sociales en la región como el PADAM (Programa de Atención Domiciliaria al Adulto Mayor) y el PAFAM (Programa de Apoyo Familiar), los que cerrarían por una falta de recursos públicos y donaciones.
«Desde mi perspectiva, me preocupa lo que va a pasar con esas personas, porque no tenemos ninguna opción para derivarlos. Por lo menos, pudo haberse entregado un albergue provisorio, un plan para vincularlos con sus familias», sostuvo Riquelme.
Solo la sede de Coquimbo permanecerá abierta, ya que son dueños del terreno, a diferencia de las otras sedes que dependen de arriendos.
El impacto no solo afecta a la región. En Santiago se cerrarán 14 hospederías y 5 casas de acogida, lo que ha motivado manifestaciones de los trabajadores a nivel nacional. Se estima que la medida afectará a más de 380 funcionarios en todo el país.
Para Francisco, quien ha estado ligado al Hogar de Cristo desde 2013, la fundación ha perdido su rumbo, criticando que «esto pasó a ser una empresa que solo busca números azules. Se le quitó el corazón y al quitarle eso, el Hogar muere. Es como sacarle el motor a un auto, obviamente no va a encender».
A puertas del invierno, los trabajadores temen por el destino de las personas en situación de calle, que quedarían sin techo, alimentación ni servicios básicos como duchas, comida o agua. «Quizás es la peor época para estos cierres», advirtió.
En la capital regional estarían siendo afectados alrededor de 30 usuarios y 9 trabajadores que serán desvinculados, mientras que, en Ovalle, 24 personas en situación de calle y 8 funcionarios.
El sindicato de trabajadores ya comenzó a movilizarse y se espera que esta semana definan nuevas acciones para visibilizar la situación en la región de Coquimbo. Esto responde a una falta de recursos públicos, que han dificultado la solvencia de los gastos de la institución.