
El exCORE y hasta ahora carta de la Democracia Cristiana para acompañar a Ricardo Cifuentes en la lista parlamentaria oficialista en el Distrito 5, se quedó sin cupo tras la decisión de la mesa nacional del partido. En esta entrevista, repasa las implicancias de la negociación, su mirada sobre el futuro de la DC, el dilema de la centroizquierda, y la necesidad —a su juicio— de superar las heridas del pasado si se quiere avanzar hacia un proyecto común para el país.
Por Joaquín López Barraza
Apenas comenzó la conversación, Wladimir Pleticosic dejó clara su disposición: desea que a la lista oficialista le vaya bien. Aun cuando su nombre no apareció finalmente inscrito, el exgobernador regional apuesta a que Unidad para Chile logre un buen resultado en las elecciones parlamentarias.
«Espero que todos los candidatos puedan hacer una buena campaña y que varios de ellos sean electos», afirma. Pero reconoce, sin rodeos, que el escenario que enfrenta le resulta difícil: «La política tiene de dulce y agraz, y hoy me toca lo amargo».
Un cupo vacío y una oportunidad perdida
Pleticosic explica que la definición de los cupos se tomó a nivel central, en función de un equilibrio nacional entre fuerzas del pacto. «Curiosamente, en la Región de Coquimbo dejaron un cupo libre, cuando se pretendía establecer igualdad de condiciones. El Partido Comunista argumentó que tenía dos escaños y se quedó con dos candidaturas», relata.
La Democracia Cristiana, en tanto, optó por priorizar al actual diputado Ricardo Cifuentes. «Nosotros teníamos dos nombres inscritos y el análisis interno del partido favoreció a Ricardo. Lo respeto, lo felicito y le deseo éxito. Pero creo que las razones se pueden cuestionar. Nosotros teníamos respaldo electoral, fuimos primera mayoría en Limarí y Choapa el año pasado, y estábamos convencidos de que íbamos a ser un aporte a la lista completa», sostiene.
Desde la región intentaron revertir la decisión, advirtiendo que dejar un cupo vacío podría debilitar al pacto frente a sus competidores. «Llevar un candidato menos siempre será una ventaja para la derecha», señala. Aunque encontraron apertura en algunas colectividades, otras no acogieron el planteamiento, y finalmente no se logró modificar el diseño. «Lo más penoso —admite— es no haber podido competir».
¿La DC se ha izquierdizado?
Ante la pregunta sobre si la DC se ha izquierdizado, Pleticosic no esquiva el debate. Se define como un «humanista cristiano» y afirma que el partido ha atravesado cambios forzados por el devenir político, pero sin renunciar a su esencia.
«La Democracia Cristiana nació para impulsar una revolución en libertad, con derechos y oportunidades para las personas y las familias. Tras la dictadura, optamos por un domicilio político claro en la centroizquierda, porque entendíamos que el autoritarismo no era el camino», sostiene.
Respecto a la actual alianza con el Partido Comunista, plantea que no fue una elección ideológica, sino una consecuencia de las decisiones que se tomaron en el camino. «Nuestra candidatura presidencial no prosperó. Después apoyamos a Carolina Tohá, pero finalmente el pacto se selló en torno a Jeannette Jara. Hoy lo importante es que ella tenga claro que ni los totalitarismos de izquierda ni de derecha conducen a un Chile más justo. Espero que eso quede reflejado en su programa», afirma.
Nuevos partidos de centro: ¿camino legítimo o renuncia histórica?
Frente al surgimiento de partidos como Demócratas y Amarillos, integrados por exmilitantes de la DC, Pleticosic prefiere no juzgar, pero sí advertir.
«Cada persona tiene derecho a buscar su espacio. Pero lo que yo veo es que muchos de esos intentos no logran sostenerse. Amarillos, por ejemplo, tuvo figuras como Gutenberg Martínez y Soledad Alvear, pero terminaron saliendo cuando el partido decidió apoyar a Evelyn Matthei. No se puede seguir negando la historia reciente del país», argumenta.
Agrega que «mientras tengamos grupos radicales que levantan la figura de Pinochet, será muy difícil que los proyectos de centro puedan converger en una propuesta común. Esa es la mochila que algunos quieren soltar, pero la historia está ahí».