Durante la mañana de ayer sábado, las principales rutas porteñas se llenaron de papel picado y hubo fiesta por doquier.
La razón de una verdadera fiesta era para despedir al equipo aurinegro que esta tarde, desde la 18:30, se juega la vida por su primera estrella de su historia del fútbol chileno.
Por Javiera Escudero.
En Sindempart, cientos de fanáticos paraban el bus para darles el gesto de apoyo a los players. «Vamos muchachos, háganlo por todos los piratas que ya no están», decía Gonzalo López, acérrimo del auri en alusión a su abuelo fallecido y otra decena de viejos crack que se fueron a la otra dimensión sin ver nunca levantar una copa al equipo de sus amores
La barra Al Hueso Pirata hizo sonar sus instrumentos para más tarde tomar los respetivos micros (más de 30 que se esperan salgan esta noche a la VI Región). Con bocinazos por la Ruta 5, la arenga fue emocionante de principio a fin.
Familias enteras con banderas repletas, vecinos y trabajadores todos uinidos como hermanos.
El conocido coquimbano Hugo Prado, que emocionado tomaba postales de la locura que había, o Francisco Bravo, un pequeño de las divisiones inferiores del club pirata que junto a su padre, arremetía con emotivo mensaje: «quiero crecer luego y jugar en este equipo, quiero salir campeón», puntualizaba el niño.
Así fue el tremendo aguante que cobijó a Coquimbo Unido en la previa a su vuelo más importante del año, quizás de su historia.
El líder del fútbol chileno tiene hambre de gloria, repetía la señora Rosa con la bandera en el corazón.
«Hoy nos encaminamos a una gesta histórica, le quiero decir a los muchachos que si no es mañana (hoy) será el otro domingo, o si no la otra fecha, pero de que vamos a celebrar, vamos a celebrar», esbozaba Claudio Manríquez con los ojos llenos de lágrimas.






























