Los Corsarios Negros, el campeón oculto de la comuna de Coquimbo

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La felicidad por el torneo del equipo pirata aún se siente en el ambiente, a través de banderas ondeando en la mayoría de los hogares. Pero en el puerto también existe un campeón a nivel internacional que no muchos conocen. Esta es la historia…

Por Eduardo López

En la calle Santa Rosa de la población Porvenir, en Coquimbo, se encuentra un negocio conocido como «donde los tatas», lugar donde se encuentra una copa considerablemente grande con el título de «primer encuentro amistoso internacional».
Un trofeo que consiguió el equipo de fútbol hace en 2023, luego de derrotar por tres a dos al equipo Cura de San Juan, en Argentina.
La copa se encuentra en ese lugar porque uno de sus dueños, Mauricio Pastén, fue el guardameta del encuentro disputado en ciudad trasandina y en conversaciones con Diario La Región, narró cómo fue el encuentro y toda la organización que hubo antes del partido más importante en la historia del club.
Todo comenzó como una iniciativa del club argentino, donde pertenece un tío de él, quien los invitó a participar y con la idea aún en pañales, comenzó el anhelo de como institución poder disputar un partido internacional y en otro país, que era lo más importante.
De esta manera más gente empezó a sumarse por las ganas de viajar y así comenzaron a reunir recursos para poder costear el bus, «incluso algunos jugadores fueron con sus familias: esposas, hijos, hermanos y al momento de llegar a San Juan, nos recibieron de la mejor manera», recuerda Pastén.
«En realidad fueron súper amables, ya que nos dieron alojo y comida, además que el recibimiento fue de lo mejor: había un grupo musical hasta se encontraba el alcalde del lugar», destaca Víctor Muñoz capitán del equipo.

Dentro de la cancha

Reitera que el recibimiento fue genial, además de sentirse sorprendidos por la cancha donde iban a jugar y sin olvidar el tamaño de la copa, que fue costeada totalmente por los locales.
Antes del pitazo inicial, ambos equipos cantaron sus respectivos himnos y por eso dice ahora entender «a los futbolistas cuando lloran por cantar el himno nacional, pues cantar tu himno en otro país, con otras personas, de verdad que es emocionante. Nos sentimos como unas estrellas».
Y así, después del himno, el pitazo inicial para el partido más importantes de sus vidas y que, como aún recuerda Muñoz, el guardameta, fue «complicadísimo» no solo por el rival, sino también por la cancha.
Esto, porque en Coquimbo estaban acostumbrados a jugar con 20 o 22 grados, pero en San Juan se encontraron con una temperatura sobre los 41 grados.
«Ellos estaban acostumbrados, pero nosotros estábamos muertos. Eso nos cansó bastante, pues lo máximo que habíamos jugado alguna vez fueron cerca de 28 grados en la comuna de Paihuano, pero 40 fue demasiado». A pesar de todas estas desventajas, el equipo porteño pudo dejar el nombre en alto y se llevaron el trofeo a casa.

La ida y vuelta

Sin embargo, el encuentro no quedó ahí. Porque por ambos lados quedaron las ganas del partido de revancha, pero esta vez en el puerto.
«Estaba programado un partido para el verano del año pasado, pero por diversos temas no se pudo, aunque tenemos en mente y ya estamos organizándonos para poder recibirlos durante las vacaciones del siguiente año. Estamos coordinándonos para poder darles hospedaje y tener unos mariscos y pescado en una bienvenida totalmente al estilo coquimbano».

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