
Apoderados se manifestaron este viernes en el frontis de la seremi de Educación en La Serena para visibilizar su pesar ante el inminente cierre del colegio. Madres entregaron sus testimonios
Por: Valentina Echeverría O.
El cielo nublado y la leve llovizna del viernes se mezclaron con los globos, pancartas y gritos que expresaban una consigna clara: ¡No al cierre del Christ School!
Esto, porque apoderados y funcionarios se congregaron en las dependencias de la Secretaria Ministerial de Educación de La Serena para visibilizar su descontento frente al cierre del establecimiento educacional y a la solución de reubicación de los estudiantes.
La esperanza de las familias no está puesta en el cambio de establecimiento de los alumnos. Muchos padres expresan temor ante la idea de integrarlos a nuevos entornos escolares, especialmente en casos de niños con diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista (TEA). Algunos relatan experiencias fallidas de adaptación e incluso situaciones de bullying en otros recintos, lo que aumenta la ansiedad en el entorno escolar.
Melissa Brown, apoderada que lleva generaciones en el colegio, primero en conjunto a sus hijas que ya están en la universidad y actualmente con su hijo que cursa segundo básico con diagnóstico TEA, expresó que «no me quiero ni imaginar cómo va a ser el proceso de adaptación, el volver a tener que llevarlo media jornada, que se tenga que adaptar a otro entorno…».
Haciendo hincapié en los lazos importantes que ha podido formar en el colegio, los que le han ayudado al menor a desenvolverse.
«Mi hijo es no verbal, y después de dos años ya tengo confianza con las tías y los funcionarios. A veces él no me dice mucho, pero ellas me avisan si lo vieron bajoneado en el recreo. Están pendientes de él y entienden sus señas, porque ya lo conocen».
También se refirió a las madres de los otros 240 alumnos con distintos niveles dentro del espectro autista, que no cuentan con terapeutas externos que apoyen a sus hijos en este cambio, asegurando que «el programa PIE funciona bien, entonces perder todo ese avance es muy triste y más aun sabiendo que ahora tenemos que buscar otro colegio que también tenga un buen programa y que además tenga cupos».
Desde otra mirada, Mariana González había cambiado a su hija de cuarto básico de colegio tras conocer la noticia del cierre del establecimiento, pero «estuvo dos semanas y no se adaptó, así que volvió al Christ para que esté bien psicológicamente hasta que no haya otra opción», comentó mientras la menor evidenciaba su felicidad por volver al colegio.
La difícil adaptación de la menor se debió a diversos factores, especialmente «porque extrañaba a su profesora y a sus compañeros, además la molestaban por todo esto que estaba pasando con el colegio. También se aburría porque nos dimos cuenta que ella iba mucho más adelantada que sus compañeros en materias. Ya no quería seguir yendo».
Para muchas familias, este colegio representa más que una institución académica, pues se ha convertido en un espacio de contención, confianza y progreso que no se reemplaza fácilmente.
A días de una reunión clave con el Ministerio de Educación, la incertidumbre persiste y la consigna de padres, madres y trabajadores sigue firme: «No al cierre del Christ School».