
La historia de nuestro país está marcada por deudas que se arrastran por décadas. Algunas, dolorosas; otras, invisibilizadas. Todas, sin embargo, exigen respuestas claras, valientes y comprometidas con el presente y el futuro de Chile. En ese espíritu, la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento —convocada por el Presidente Gabriel Boric en 2023— se ha transformado en un símbolo del nuevo trato que como país estamos construyendo para abordar conflictos históricos desde el diálogo y la búsqueda transversal de acuerdos.
En nuestra Región de Coquimbo, al igual que en todas las demás, sabemos que la paz no se basa en palabras, sino que viene desde el compromiso permanente por tender puentes, escuchar con humildad y proponer con responsabilidad. Lo que ha hecho esta comisión, con la participación transversal de diversos actores, desde representantes del mundo indígena hasta miembros de distintas fuerzas políticas y sociales, es precisamente abrir un espacio donde se puedo conversar sobre temas complejos, como la restitución de tierras, la plurinacionalidad o el desarrollo con pertenencia cultural, un diálogo con altura de miras y con el objetivo de avanzar en el bien común.
Dentro de las conclusiones más significativas del informe, quiero destacar propuestas como la creación de un sistema nacional de catastro y resolución de tierras indígenas, la implementación de una política de restitución de tierras basada en diálogo y criterios técnicos, y el fortalecimiento de la institucionalidad indígena con mayor participación vinculante en decisiones territoriales. Siento que estos puntos no solo buscan reparar históricas injusticias, sino que también proyectan y pretenden generar un nuevo tipo de relación entre el Estado y los pueblos originarios, donde prime el respeto, la justicia y la voluntad de construir futuro entre todos.
Particularmente en el sur de Chile, donde la voz del pueblo mapuche ha sido durante demasiado tiempo ignorada o simplificada, creemos que este trabajo representa una esperanza real. Un compromiso que se expresa en hechos, no en promesas. En la posibilidad de avanzar hacia una convivencia basada en el reconocimiento mutuo, el desarrollo armónico de los territorios y la superación de la violencia desde sus raíces. Darle lugar a estas propuestas no es solo un acto de justicia: es también un paso imprescindible para que como país podamos vivir en paz.
Que el Gobierno del Presidente Boric haya optado por el camino del diálogo y el entendimiento para abordar una problemática por años invisibilizada, claramente fue un desafío y una determinación valiente. En momentos donde hemos visto como la polarización predomina, reafirmamos que comprender no significa ceder en convicciones, sino saber que las soluciones que perduran, se construyen con la voz de todos y para todos. Porque la paz no se decreta; se trabaja, se conversa, se acuerda y así la vamos cimentando.
Las conclusiones entregadas por la Comisión no son un punto final, sino el inicio de una ruta que debe continuar siendo participativa, inclusiva y efectiva. Reflejan un compromiso del Estado con su historia, pero sobre todo, con su futuro. Un compromiso que como Gobierno estamos decididas y decididos a llevar adelante en cada región, en cada territorio, en cada comunidad.
Desde la Región de Coquimbo, valoramos profundamente este esfuerzo y nos sumamos con convicción a esta hoja de ruta que honra el diálogo, reconoce la diversidad y busca dar propuestas concretas para problemas que ya no pueden seguir esperando, tal como lo hicimos con necesidades como la Reforma a las Pensiones y otros proyectos que hemos impulsado como Gobierno.
Paulina Mora, Seremi de Gobierno de la Región de Coquimbo