Mientras el MOP insiste en que la responsabilidad del diseño recae en el municipio y Subdere descarta compromisos financieros, la dirigenta vecinal Ana Arancibia acusa inacción de la autoridad local y cuestiona los argumentos entregados por la alcaldesa en el concejo municipal.

Por Joaquín López Barraza

Más de 90 familias del sector Quebrada de Monardez en La Serena, siguen esperando por un proyecto que les permita acceder de forma estable al agua potable. Aunque la necesidad ha sido reconocida por autoridades regionales, el avance sigue bloqueado por una serie de diferencias institucionales y una creciente tensión entre el municipio y los propios vecinos.

Existe una solución técnica validada preliminarmente por Aguas del Valle y discutida en la mesa intersectorial, pero el diseño definitivo —con trazado, permisos y presupuesto— aún no ha sido presentado por el municipio.

La molestia de la comunidad

Ana Arancibia, dirigenta vecinal de Las Lomas de Monardez, afirma que el municipio es el principal responsable del estancamiento. «Desde enero estamos esperando que entreguen el diseño. Lo único que pedimos es agua potable, y ni eso han sido capaces de avanzar», dijo. Según la dirigenta, fue el MOP —a través del seremi Javier Sandoval— junto a Subdere y Aguas del Valle quienes definieron en 2023 una solución técnica viable: llevar agua desde Algarrobito, mediante una conexión habilitada por el artículo 52 bis. «Desde las mesas técnicas se avanzó hasta tener una alternativa viable. Lo que falta es que el municipio haga su parte: el diseño», sostuvo.

Arancibia también desmintió que el origen del sector sea un loteo irregular, como —según ella— ha intentado instalar el municipio: «Esto es una subdivisión hereditaria. Tenemos escrituras, títulos, pagamos contribuciones. No somos ocupas ni compramos en loteos piratas. Es una falta de respeto que intenten desentenderse diciendo eso».

La postura del MOP

Desde el Ministerio de Obras Públicas, el seremi Javier Sandoval fue claro: «Nosotros no podemos intervenir en zonas urbanas o de extensión urbana, pero sí hemos acompañado el proceso desde el inicio. Hemos ofrecido asesoría técnica, seguimiento y participación en la mesa intersectorial. Pero el diseño lo tiene que desarrollar el municipio. Nosotros no podemos quitárselo», declaró a Diario La Región. Además, subrayó que se trata de un problema recurrente en sectores periurbanos de la región, donde la indefinición territorial impide una respuesta clara si no hay voluntad local.

Consejo municipal y respuesta pública

Durante la sesión del 6 de agosto, la alcaldesa de La Serena, Daniela Norambuena, abordó el tema ante el concejo y deslindó responsabilidad. «Subdere nos dijo que tenía 300 millones de pesos, pero ahora no los tiene», afirmó. También señaló que para avanzar se requería que los parceleros cedieran servidumbres para el paso de tuberías, y que la municipalidad ya había entregado estanques de acumulación como parte de la ayuda a las familias.

Un conflicto que se arrastra

Desde 2013 que la comunidad ha intentado ser integrada a un sistema de abastecimiento formal. Primero a través del APR Bellavista —opción que fue descartada por falta de capacidad— y luego con el actual trazado desde Algarrobito. Las gestiones más recientes incluyeron reuniones técnicas, apoyo de entidades como Subdere y Aguas del Valle, y un trazado preliminar discutido en la mesa intersectorial. Pero sin diseño, no hay evaluación técnica ni sanitaria formalizada.

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