Desde tempranas horas de ayer, en el Día de Todos los Santos, la comunidad de Coquimbo concurrió en familia, principalmente, a visitar a sus seres queridos que ya han partido, los que descansan en los camposantos Católico y Municipal de calle San Miguel.
Si bien cada deudo hermoseó las tumbas y nichos de sus parientes, también dedicaron tiempo para dejar una flor u orar en la tumba del ex edil de coquimbano Óscar Pereira, en la de la «Animita Desconocida» y en el mausoleo del Cuerpo de Bomberos porteño, del cementerio de administración municipal local.
El «Alcalde del Pueblo»
Con una rosa y una plegaria, la dirigente vecinal Rosa López, del sector Villa Potrerillos, quiso saludar al extinto edil de Coquimbo Óscar Pereira, quien dejó de existir en el ejercicio de su cargo, producto de un cáncer el 6 de julio del 2012, recordándolo como un hombre solidario con una gran voluntad de servicio social.
«Esta flor se la traigo cortada de mi jardín para él, porque el homenaje a don Óscar de parte de los coquimbanos va a ser por siempre, hasta que Dios nos tenga acá, y él fue un gran impulsor para que las mujeres de la comuna progresaran entregando herramientas para tener una opción de surgir como microempresarias y muchas de ellas ya están trabajando, entre tantas otras obras de progreso que logró para Coquimbo».
«Yo y mucha otra gente venimos a verlo no solo en esta fecha, sino que constantemente y en mi caso yo lo saludo porque él fue mi jefe, también, (risas) y yo le digo jefe protéjanos a todos los que trabajamos en el municipio y no es que sea una frase cliché, él realmente fue el alcalde del pueblo, por eso todos lo quieren y lo van a querer siempre. Yo lo vi siempre preguntando cuando alguien se enfermaba y si el caso era complicado, él sacaba dinero de su bolsillo para que la persona comprara un remedio y le decía hija o hijo, vaya a comprar el remedio, él tenía eso que no todos lo tienen».
«Animita Desconocida»:
Con gratitud la vecina Ana Torrejón, de El Sauce de Sindempart, visitó la tumba de la «Animita desconocida», explicando que en verdad cumple las peticiones por muy difíciles que sean, convirtiéndola en una devoción popular.
«Ella me ha cumplido con mucho, es milagrosa, acá siempre le rezo a ella o a ellos, porque no se sabe quién está aquí, y cuando le he pedido con fe, me ha ido bien en mi trabajo, he salido de enfermedades difíciles y le doy gracias por mi trabajo, pero ahora le vengo a pedir que a mi hija le vaya bien en los estudios porque le queda el último año».
Una pista de quién podría ser la «Animita» la entregó la profesora jubilada Alicia Figueroa de Sanhueza, quien dijo a diario LA REGIÓN que por su abuela supo que era una mujer. «Yo vengo como hace 60 años a verla, debe ser milagrosa pero yo le rezo por su descanso, lo único que sé es lo que me contaba mi abuelita que era una mujer que ella la vio cuando la tenían en la morgue y la tapó con un género y no se supo quién era».
Homenaje a quienes velan por la comunidad
El mausoleo del Cuerpo de Bomberos coquimbano también consignó un importante número de visitantes quienes homenajean de esa forma a quienes velaron por el bienestar de la comunidad de todo el país de manera voluntaria, cuando pertenecían a las filas de los «caballeros del fuego».
El oficial a cargo de la guardia de honor , Capitán Exequiel Martínez, de la Undécima Compañia de La Herradura, comentó que los coquimbanos siempre hacen un alto en su quehacer en el cementerio para reconocer a los extintos voluntarios sepultados allí.
«En esta guardia de honor que dura hasta las 13:30 horas, participan todas las compañías de nuestro Cuerpo que tiene esta antigua tradición en esta fecha. Hemos tenido una gran afluencia de visitantes, porque la gente agradece el servicio que prestamos a la comunidad y recuerda a nuestro primer mártir institucional, el Teniente Rubén Gómez Escobar y al voluntario más antiguo de Coquimbo, don Osvaldo Araya de la Segunda Compañía quien nos dejó el pasado mes de septiembre».