En el Día Nacional de los Pueblos Indígenas, la agrupación Domingo Taucán de la región de Coquimbo celebró el inicio de un nuevo ciclo en el sitio sagrado El Olivar, reafirmando su vínculo con la tierra y su demanda por respeto, consulta indígena y reconocimiento territorial.

En el marco del Día Nacional de los Pueblos Indígenas, el pueblo Diaguita de la región de Coquimbo celebró el solsticio de invierno con una vigilia y ceremonia en el sitio sagrado y arqueológico El Olivar, en La Serena. La comunidad Domingo Taucán, encabezada por su presidente Berlín Barrasa, se reunió, como cada año, desde la noche del 18 de junio, para esperar el amanecer del nuevo ciclo. «El solsticio representa para nosotros el inicio de un nuevo año, es una renovación espiritual y un reencuentro con nuestra historia».
La ceremonia principal se realizó la madrugada del 20 de junio, al momento del amanecer. «Hacemos vigilia desde días antes. Hubo hermanos que acamparon en el sitio, cuidando el fuego sagrado, y hoy al alba realizamos nuestras ceremonias tradicionales».
Recalcando que se pidió permiso a la concesionaria que está a cargo del sitio. «Nosotros, antes de la fecha, con una semana mínima de anticipación, que fueron 10 días antes, solicitamos los permisos correspondientes a los que están a cargo del Olivar, con los que tenemos buena relación».

Sitio Sagrado no solo arqueológico

Berlín explicó además que el lugar donde hicieron la ceremonia debe ser llamado «sitio sagrado El Olivar, no sitio arqueológico, para nosotros no es un sitio arqueológico, es un sitio sagrado, una necrópolis».
Desde hace años, la comunidad exige respeto y participación real en la toma de decisiones sobre el futuro de este lugar. Si bien han trabajado con el gobernador regional y otras instituciones a través de la Mesa Ancestral Tequirque, acusan una falta de voluntad por parte del Consejo de Monumentos Nacionales y, particularmente, una escasa respuesta del municipio de La Serena.
Respecto al futuro del lugar, la comunidad exige que cualquier decisión se tome mediante una consulta indígena. «Nosotros no vamos a imponer nada. Podría ser un parque, un cementerio ceremonial, etc. Pero será lo que el pueblo decida, entre todos, no lo que el Estado imponga entre cuatro paredes».

Derechos vulnerados

Barrasa también advirtió que los pueblos originarios en Chile enfrentan serias dificultades para ejercer sus derechos. «Hoy no se respeta el Convenio 169 de la OIT. No se consulta a los pueblos antes de promulgar leyes ni de intervenir territorios y nos llaman después, cuando todo ya está definido, a participar solo del reglamento. Eso no es consulta indígena».
Además, criticó la lentitud de los procesos de acreditación de nuevas comunidades, y señaló que, pese a estos obstáculos, el pueblo Diaguita ha crecido. «Hoy somos el segundo pueblo indígena más numeroso del país, después del Mapuche. Pero aún falta que muchas personas se acrediten y conozcan su historia».
La presencia del pueblo Diaguita en la región de Coquimbo no solo habita en los vestigios del pasado, sino en cada gesto de resistencia, en cada ceremonia que honra la tierra y en cada palabra que exige ser escuchada. Lejos de ser una memoria estática, su cultura sigue viva, arraigada en los valles, en las familias, en la lengua y en los ritos que se renuevan cada invierno. En este nuevo ciclo, su llamado es claro: reconocimiento, respeto y participación real.

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