En el Coliseo Monumental la sanadora de Rosario realizó su primera actividad –este miércoles es su segundo día- y los fieles se fueron encantados por el carisma de la argentina, que les cantó, oro y los bendijo.

No importando el frío, antes de las 9 de la mañana ya había peregrinos haciendo fila para ingresar al Coliseo Monumental en La Serena, lugar escogido para la misa de sanación que la argentina Leda Bergonzi tenía agendada para el día de ayer.
Si bien los organizadores esperaban más fieles, quienes llegaron, en su mayoría mujeres y personas de la tercera edad, lo hicieron con la convicción de recibir –quizás- una curación de las manos de la sanadora de Rosario, como es conocida la argentina, que hoy también se reunirá con sus seguidores.
En el centro de la cancha cantó y oró, acompañada de sus músicos. El grito de un niño puso en pausa sus oraciones. Ella se acercó y puso sus manos en la cabeza, mientras sus colaboradores la rodean.
Luego lo hace con la mayoría de los presentes, a quienes la sanadora toca sus frentes. Muchos lloran. Otros, pasan y se van. Pero como la señora Patricia, que llegó con su madre en sillas de rueda, todos buscan lo mismo: un milagro que los cure.
«Vinimos por un milagro, porque confiamos y creemos en Dios», sostuvo Patricia antes de hacer ingreso al recinto.

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