Acusan «protocolo desmedido» de parte de la PDI en marcha del 18-O

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Camilo Araya y Jocelyn Burgos estuvieron el día lunes en la manifestación y fueron testigos del actuar de funcionarios de la Policía de Investigaciones cuando la marcha se dirigía por calle Balmaceda. Dicen que «si existen los protocolos, nos interesaría saber y ver cuáles son». El INDH oficiará a la institución.

En la marcha del día lunes en La Serena, en conmemoración de los dos años del 18 de octubre, el concejal Camilo Araya estaba presente junto a su esposa e hijo. También la candidata a diputada por el partido Comunes, del Frente Amplio, Jocelyn Burgos, y el equipo regional del INDH (Instituto Nacional de Derechos Humanos).

Hasta las 19:40 horas todo era normal. Multitudinaria y pacífica. Sin embargo, cuando la gente caminaba por Balmaceda, hasta llegar a Bomberos, frente al cuartel de la PDI, un grupo de descolgados comenzó a lanzar cosas y la policía reaccionó inmediatamente, «todo dentro de los protocolos, pues se logró disuadir a las personas que estaban haciendo daño», afirmó el delegado presidencial Ignacio Pinto al día siguiente de la manifestación.

De igual manera entregaba su opinión el prefecto inspector Ricardo Gatica: «La manifestación pasó en forma pacífica y un grupo de individuos atacó sin ninguna provocación. A partir de ese ataque tuvimos que disuadirlos para evitar que hubiera más daños, considerando que a un costado del edificio se encuentra el hospital de La Serena».

De hecho, un comunicado de la PDI detallaba lo siguiente: «Ante el lanzamiento de elementos contundentes y proyectiles con hondas, además de adoquines, piedras y botellas hacia las instalaciones policiales, el personal debió salir a resguardar la integridad de los funcionarios y disuadir al grupo de antisociales en Avenida Balmaceda, entre Amunategui y Pení.

Los sujetos atacaban las dependencias del complejo policial por el sector norte y sur de la avenida, lo que obligó al personal -que se encontraba apostado al interior del recinto- a utilizar armamento antidisturbios con el objeto de disuadir a los violentistas, actuando dentro de las atribuciones que le otorga el marco legal a la PDI».

«Fui testigo»

Hasta ayer no había hablado el concejal. Tampoco la candidata a diputada Jocelyn Burgos. Ambos coinciden en «el protocolo desmedido» de funcionarios de la PDI.
«Fui testigo, estuve en la marcha con mi esposa y mi hijo. Fue pacífica y convocó a familias completas y fue la misma marcha que nos motivó a marchar en el marco del estallido social por las grandes reivindicaciones sociales», dijo Araya.

Agregó que cuando pasaban frente al cuartel de la PDI, «efectivamente hubo un grupo muy reducido de personas que tuvieron un altercado con la policía, pero en ese caso puntual, a juicio de muchas y muchos que estuvimos marchando, se debió haber reaccionado de acuerdo a protocolos, y si es que existen los protocolos nos interesaría saber y ver cuáles son, toda vez que debieron haber actuado sobre las personas que estaban haciendo desmanes, que eran pocas».

Cree el concejal que «no se debió haber actuado con una ráfaga de balines sobre toda la gente que estaba marchando, incluso a un amigo mío le hirieron el hombro. Además, autoridades de gobierno se apresuraron en entregar declaraciones sin saber lo que pasó exactamente. Esa situación puntual que vivimos quienes estábamos marchando tranquilamente, fue un protocolo desmedido».

Jocelyn Burgos no es la primera vez que acude a una marcha. Y siempre lo hace en familia. Ese lunes no fue la excepción, «y fui testigo junto al concejal Araya de la profunda represión policial que hubo, amén de una fuerza desmedida».

Al igual que todos quienes estuvieron ahí, «me llegaron gases lacrimógenos, y me sentí con miedo sin haber existido provocación alguna. Hubo mucha violencia, y cuando cruzamos con el concejal desde Balmaceda hasta Larraín, vimos cómo la policía salió corriendo de su cuartel con escopetas para abordar a los manifestantes, y les exigimos explicaciones, pero solo fue silencio y nos cerraron la puerta en la cara. De verdad que me sentí violentada, puesto que no creo que hubo hechos de violencia que justificaran esa reacción».

Cuenta que la conmemoración de los dos años de la revuelta popular «fue como lo ha sido durante todo este tiempo: pacífica y donde participa la familia, yo también con mi hija, y que fue un espacio para reencontrarnos con quienes siempre hemos estado en la calle. Y si bien hay que condenar a quienes lo han hecho de manera violenta, fue hermoso y emocionante, porque la esperanza sigue intacta y ese día marca un antes y un después, pues se inició el debate constitucional».

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