
Siete diputados en ejercicio irán a la reelección en noviembre, pero tres nombres ya probados en las urnas —Félix Velasco, Pablo Yáñez y Roberto Vega— podrían alterar la correlación de fuerzas en el distrito.
Por Joaquín López Barraza
El domingo 16 de noviembre son las elecciones presidenciales y parlamentarias, el mapa político en la Región de Coquimbo parece estable, aunque con espacios para sorpresas. Los siete diputados en ejercicio —Nathalie Castillo, Carolina Tello, Daniel Manouchehri, Marco Antonio Sulantay, Juan Manuel Fuenzalida, Ricardo Cifuentes y Víctor Pino— buscarán su reelección, y según el académico Manuel Escobar, cuentan con una ventaja inicial: la visibilidad y el reconocimiento que otorga ocupar el cargo.
«Los diputados en ejercicio que van a la reelección cuentan con bastante ventaja porque son más conocidos. En una papeleta con muchos nombres (47 candidatos en total), la exposición pública es clave y les permite fortalecer su campaña», explicó el sociólogo y académico de la Universidad Católica del Norte.
Sin embargo, tres nombres podrían alterar ese equilibrio: Félix Velasco y Pablo Yáñez, del partido Amarillos por Chile, y Roberto Vega (RN) del pacto Chile Grande y Unido. Todos han tenido un buen desempeño electoral en procesos recientes y mantienen base de apoyo local.
Velasco y Yáñez: las cartas de Amarillos
Amarillos por Chile decidió competir sin pacto parlamentario y con ocho candidatos en la región. Dentro de esa lista, las dos figuras con mayor proyección son Félix Velasco y Pablo Yáñez, ambos con trayectoria política y reconocimiento en La Serena.
«No creo en la continuidad de los siete. Hay varios que no han hecho la pega y que no han estado en la región en los temas fundamentales. Lo vemos en proyectos donde el Gobierno no cumplió las expectativas: la Ruta 41, la Ruta 5, la desaladora, el liceo Eduardo Frei en Monte Patria. En el ámbito de la fiscalización ha sido nulo. Los parlamentarios se han preocupado de los grandes temas nacionales, pero han olvidado su región, y hay varios que ni siquiera son de acá», señaló Félix Velasco, candidato de Amarillos por Chile.
Por su parte, Pablo Yáñez, también exconcejal serenense, confía en su base electoral y en un estilo distinto de liderazgo. «Nosotros proyectamos un liderazgo cercano, ciudadano, vinculado a las personas.
En la última elección parlamentaria obtuve más votos que Fuenzalida y Pino, pero el sistema no permitió que quedáramos. En todas las elecciones en que he participado, mi votación ha subido, nunca ha bajado, y eso se debe al trabajo en terreno», dijo.
Yáñez plantea que sus prioridades estarán centradas en seguridad, agua y descentralización. «Hay que dar seguridad no solo en materia de delincuencia, sino también en reglas claras para la inversión y el empleo. Somos la región que frena el desierto, y necesitamos autonomía para decidir sobre nuestros recursos», apuntó.
¿Cómo funciona el sistema?
Para el académico Manuel Escobar, más allá de las trayectorias individuales, el resultado dependerá de cómo se estructuren las listas y pactos, debido al funcionamiento del sistema electoral proporcional D’Hondt.
«Este modelo no privilegia al candidato que obtiene más votos de manera individual, sino a la lista o pacto que acumula la mayor cantidad de sufragios. En la práctica, el sistema premia la unión entre partidos. Si una lista logra concentrar votos suficientes, puede obtener más de un escaño; si no, solo entra el candidato más votado de esa lista», explicó.
De acuerdo con Escobar, los pactos oficialistas y opositores tienen una ventaja natural porque presentan figuras reconocidas y mayor cobertura territorial. «En el oficialismo destacan Nathalie Castillo, Carolina Tello, Ricardo Cifuentes y Daniel Manouchehri, mientras que en la derecha Sulantay y Fuenzalida también son rostros fuertes. El caso de Amarillos es distinto: si bien Velasco y Yáñez son conocidos, al competir sin pacto deben alcanzar una votación alta como lista para obtener siquiera un escaño», puntualizó.