
Aparatos móviles en las escuelas: por qué no y por qué sí, según los expertos y especialmente los profesores, quienes creen que se debe llegar a un consenso.
Por René Martínez Rojas
La regulación del celular en la sala de clases disparó hace tiempo la polémica. En el Congreso, claro. Pero también en las escuelas, entre los profesores, alumnos y apoderados.
Hasta ahora sin un consenso que pueda llevar la fiesta en paz, explica Rosa Castex, presidenta comunal del Colegio de Profesores de La Serena y docente del Liceo Gabriela Mistral, que justamente este martes tuvo un consejo de reflexión pedagógica «donde el problema que discutimos, porque nos ha traído muchas dificultades, es el uso del celular».
Qué duda cabe que la tecnología llegó para quedarse, «pues fue como una inyección a la vena», destaca la docente, toda vez que existen situaciones «en que realmente son útiles para apoyarnos en nuestro trabajo a diario, aunque nuestros alumnos no logran aún tomar esa costumbre de utilizar el celular para fines pedagógicos».
Lo cierto es que tras el consejo «no llegamos a ninguna conclusión, porque el tema es súper difícil y porque también vamos a tener que tener una reunión con los apoderados para llegar a un acuerdo en conjunto, respecto de lo que haremos con el uso del celular en el colegio, sobre todo en las horas de clases».
Hacer bullying
Da cuenta que hay alumnos que en las pruebas utilizan el chat GPT como torpedo, por sobre el clásico papelito, y menos sentir ese verdadero terror al sentirse observado por el profesor.
«Resulta que con la inteligencia artificial podemos hacer muchas cosas positivas, pero –lamentablemente- no lo hemos podido lograr porque precisamente los alumnos no quieren enganchar con este aprendizaje», aclara.
Como establecimiento y también en otros centros educacionales, están discutiendo hasta qué punto es bueno quitarles el celular a los alumnos y ver la posibilidad de llegar a un acuerdo para que ninguno salga perjudicado, «debido a que hay profesores que utilizan el celular para las clases, y otros que no, por lo que debemos llegar a un consenso. Pero como colegio tenemos esta dificultad, porque además hay páginas que se utilizan para hacer bullying, así que existe un problema».
Por qué no y por qué sí
En el debate sobre los efectos de los celulares y su utilidad (o no) en el aula, se entrecruzan argumentos vinculados con la salud, con el aprendizaje y con la socialización: es decir, con el desarrollo integral y el bienestar de los chicos.
Para Francisco López, académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad de La Serena y director del Laboratorio de Investigación e Innovación Tecnológica para la Educación en Ciencias de la ULS, «los celulares nunca debieron entrar a las salas de clases, y de hacerlo debe ser bajo normas de trabajo educativos. Prohibir el uso de teléfonos inteligentes no significa prohibir el uso de tecnologías en el aula», puntualiza.
Claro que para ello –ilustra- hay que hacer una distinción que no es trivial, por cuanto «se está prohibiendo el uso de un tipo de dispositivos móviles que son los celulares, no del uso de tecnologías digitales en los establecimientos educacionales. Las tecnologías digitales son más amplias, y siento que esta discusión encasilla a todas las tecnologías digitales en redes sociales y juegos en línea, particularmente».
Explica que lo que debe estar en el aula «son dispositivos móviles como tabletas y computadores aportados por los establecimientos educacionales a docentes y estudiantes, junto con una propuesta de integración en la enseñanza».
De hecho, conoció una experiencia de uso de Tablet para que estudiantes extranjeros (haitianos) pudieran comunicarse con profesores y compañeros de aula.
En cuanto a quienes aseguran que los celulares se pueden utilizar como una herramienta que permita dictar clases más dinámicas, responde que no necesariamente, «pues los dispositivos móviles son un recurso más que puede sumarse al trabajo de aula, combinado con la pizarra, los libros y los diálogos que se generan en el aula. Una clase debe ser motivadora, desafiante, activa, y las tecnologías pueden ayudar a enriquecer las interacciones entre las personas».
Sí reconoce que la tensión no es hacia los dispositivos, «sino a lo que ellos te permiten acceder. Enfocarse solo en los celulares es la capa más superficial, ya que hoy es el celular, pero mañana será el uso de la Inteligencia Artificial Generativa».