Clásico órgano volverá a sonar en la Catedral tras años en el olvido

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Se espera que en abril el colosal instrumento se utilice nuevamente. En enero se reubicó en el sector del coro y expertos italianos dieron el visto bueno para su funcionalidad. Fue donado a la iglesia en 1908 y acarrea consigo una larga historia de silencios y bemoles.

Una gran noticia para la comuna de La Serena se conoció por estos días. Resulta que en el mes de abril, en la que es conocida como la ciudad de las iglesias, la más grande de todas revivirá lo que fue en su momento el mayor de sus símbolos.
Se trata de la catedral, en donde se espera que los hermosos sonidos coloniales vuelvan a sonar y se entremezclen con el eco de las fuertes y santas paredes de piedra, dándole un toque clásico y medieval a las ceremonias eclesiásticas. Sí, luego de años sin escuchar sus notas, el gigantesco órgano construido por el francés Louis Debierre en 1908, será reinaugurado luego de un trabajo realizado por el Arzobispado de La Serena y colaboradores externos.

Cambio de lugar

Este genial instrumento, el que pocos saben utilizar, hoy está en el pórtico de la Iglesia, donde se ubica el coro en determinadas ocasiones. Pero de esto no hace mucho.
Fue en enero cuando se cambió de lugar. Y es que la catedral tiene sus códigos y formas, y cada elemento no está puesto al azar. En cada una de las murallas existen los denominados retablos, que son altares destinados a cultos específicos, como por ejemplo la Virgen de Guadalupe, el de San José, el de la Santa Cruz y el de San Bartolomé, santo patrono de la ciudad. Pero lo curioso es que donde debiese haber estado el retablo principal, es decir detrás del altar, no hay retablo, ya que allí se instaló el órgano que por muchos años fue el símbolo de la catedral y que ahora pretende volver a serlo.
Detrás del instrumento hay un Cristo sin cruz que anteriormente estaba en el campanario, pero fue removido del lugar debido a que se estaba deteriorando fuertemente y fue puesto junto al órgano, dando lugar a una de las más bellas postales que se podían ver con tan sólo con ingresar a la principal iglesia de la región.

Un trabajo silencioso

Fue durante el mes de enero cuando se realizaron los trabajos de restauración del instrumento, hermoseamiento y reubicación del mismo.
Con la colaboración del padre Ramón Bravo, vinieron a La Serena un grupo de expertos desde Italia, para ver en qué condiciones se encontraba el aparato y la posibilidad de volver a tocarlo en el corto plazo. Y el diagnóstico fue positivo, es por ello que lo más probable es que en abril tengamos un acto de reinauguración con un instrumentista extranjero, ya que en Chile hay muy pocas personas que saben manipular y sacar de este coloso teclado con tubos, las más hermosas melodías.
Lo que se espera, es que sea uno de los mismos italianos que vinieron a ver el órgano quien lo toque en su nuevo ciclo.
Pero este grupo de expertos no sólo vino a La Serena, también estuvieron en Andacollo, realizando la misma labor con el órgano que está instalado la iglesia de la comuna minera, el que no es de las proporciones que tiene el de la catedral pero que igualmente los feligreses anhelaban tenerlo sonando de vuelta.

Sonido de la historia

La historia del órgano ha estado llena de bemoles. No es la primera vez que se restaura, ya que ha tenido inconvenientes a lo largo de su estadía en la catedral. Pero vamos al origen. Este instrumento, de los que hay pocos en el país, fue donado por la filántropa chilena Juana Ross De Edwards, en 1908, y según se escribe en el anecdotario, no venía con destino a La Serena. Según el historiador Miguel Castillo Didier iba dirigido al sur del país. «El destino de este instrumento ha sido singular. Encargado a Debierre para la catedral de Ancud, de la isla de Chiloé, en el extremo sur del país, en 1908, por razones que desconocemos fue instalado en la Catedral de La Serena», relata, y aquí se quedó para siempre.
Por esos años venía gente de Santiago a tocar el instrumento y aprovechaban de enseñarle a algunos aprendices locales. Sin embargo, nunca hubo en la zona un experto que pudiese ejecutar de manera perfecta el complejo órgano, por lo que se debió limitar muchas veces a la disposición que tuvieran músicos foráneos. Sin embargo, en algún momento llegaría el indicado. Fue en la década de los 80, en los últimos años de monseñor Francisco Fresno, cuando arribó el maestro y restaurador Luis González, quien se hizo cargo del magistral sonido de las teclas y vientos. Estuvo durante muchos años y realizó el último concierto en la catedral el 2 de febrero de 2017, posteriormente tocaría de manera esporádica, hasta su fallecimiento en 2020.

Restauraciones

En 1953, siendo obispo de La Serena Alfredo Cifuentes, fue cuando se restauró la catedral. En medio de los trabajos, los arquitectos no tomaron los cuidados suficientes con el mobiliario que estaba dentro de la iglesia, y uno de los elementos que sufrió mayor daño fue precisamente el órgano
Por mucho tiempo dejó de funcionar y quedó solamente como parte de la ornamentación. Pero llegando a la década de los 80, Luis González y sus hermanos lo restauraron, pudiendo volver a funcionar. Aunque sólo se tocaba en ocasiones especiales, y ya con la partida de González, parecía difícil volver a oírlo. Pero eso solo hasta ahora, cuando en el mes de abril su sonido vuelva a estremecer a católicos y laicos.

Una gran noticia

Para el padre Manuel Hervia, quien ejerció el sacerdocio en la zona durante la época de Francisco José Cox, el retorno del instrumento dará el toque especial que la catedral siempre tuvo y que, en parte, perdió cuando el órgano dejó de sonar. «Me parece que es una buena idea la reinauguración. Qué mejor en estos tiempos convulsionados que la música, que además le da un aire muy espiritual a quien la escucha en las ceremonias de la iglesia», expresó el cura.
En la misma línea, el académico Luis Moncayo, sostuvo que «es un gran momento parta volver a escuchar este instrumento. Con las nuevas tecnologías quedó algo desfasado, pero si vuelve le daría un aire nuevo a la catedral», indicó.
Jorge Hurtado, quien creció en los patios de la catedral, también está emocionado con la noticia. «Me parece algo fantástico. La mayoría de estos órganos no están funcionado porque no hay organistas o muy pocos, pero ahora, lo que están haciendo en el Arzobispado, y con la ayuda de la gente que vino de Italia, creo que este tema está resuelto», aseveró.

 

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