Del amor al odio en el concejo municipal: ¿Qué pasó con la Bancada Dignidad?

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Lo que partió como un trabajo colaborativo entre cuatro concejales en La Serena, terminó diluyéndose, «porque empezaron a salir los intereses personales…», reconoce Rayén Pojomosvky.

«Un concejo politizado», así describió en su momento el ex alcalde Roberto Jacob lo que ocurrió al interior del concejo municipal, una vez que se formara la Bancada Dignidad, que proyectó desde sus inicios un escenario político más conflictivo que en las administraciones anteriores.
«No llegamos para seguir directrices y dejar que las cosas estén quietas», señalaron en más de una oportunidad sus integrantes: Camilo Araya, Daniela Molina, Rayén Pojomosvky y Daniel Palominos.
Su conformación, como reconoce Araya, «tenía que ver más que nada con poder articular acciones que tuvieran que ver con cumplir una gestión fiscalizadora en el interior del municipio».
Y en parte se cumplió. Sin embargo, hace más de un año que la bancada ya no existe, y tampoco esa relación estrecha que hubo entre quienes la conformaban, evidenciada este miércoles después del concejo que tuvo justamente a Araya como protagonista, luego de ser enrostrado por sus colegas mujeres, entre ellas Molina y Rayén, por hablar de una posible suspensión en la dieta de ambas por no presentarse a la sesión de concejo para elegir al alcalde suplente.
Hoy, como asegura Rayén, «hemos tenido conflictos, no te puedo decir que no, pues tenemos diferencias de principios políticos, y creo, incluso, de consecuencias y de coherencias que han llevado a que tengamos distancias hoy. Pero sí existe ese trato cordial, y que es lógico, pues somos compañeros de trabajo».

Mientras duró…

Como bancada, desde un inicio se propusieron varias cosas, especialmente con la acusación por notable abandono de deberes al ex alcalde Jacob, que tuvo su efecto y que hoy se encuentra suspendido, esperando una apelación.
«Pero fue un espacio para poder fiscalizar y aunar criterios, pero fue eso, y mientras estuvo, funcionó», agrega Araya.
También hubo algunas presentaciones que se realizaron por separados o como concejales en su tiempo del Frente Amplio -junto a Daniela Molina-, «cuando interpusimos un requerimiento a la Contraloría para que se pronunciara con respecto a este subarriendo, que era multimillonario, del Teatro Centenario».
Recuerda que en votaciones al interior del concejo, no siempre lo hicieron en bloque, «por cuanto he tenido siempre una mirada muy crítica de lo que son las patentes de alcohol, especialmente en el centro de La Serena, y una mirada crítica con respecto al tema del comercio ambulante».

Acciones y prácticas

En Rayén y Daniela todavía existe molestia por lo sucedido este miércoles, porque cuando uno entra a la política, «parte de la base se hace desde el colectivo. Y eso significa reunirse, juntarse, conversar, dialogar, acordar, tomar acuerdos y crear espacios de trabajo político colectivo. Y cuando convocamos a la bancada, ese fue el origen y esa fue la motivación», señala Pojomosvky.
Para Rayén, el espacio de la bancada no era solo un motivo para interponer el recurso por notable abandono, «sino un espacio de discusión política de cómo íbamos a abordar los distintos concejos y cuáles iban a ser nuestras posturas políticas. Para allá apuntaba, pero se fue desvaneciendo, porque empezaron a salir los intereses personales…».
Cree que al pasar el tiempo se fueron encontrando «con acciones y prácticas que no tenían nada que ver con nuestras formas de trabajar desde lo político, y evidentemente la bancada como tal se disolvió. Intentamos muchas veces tener conversaciones y no lo logramos, pero yo seguí trabajando con Daniela Molina».

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