La historia de la Fundación Renata Riffo Martínez nació desde el dolor más profundo, pero también desde un acto de amor que hoy busca generar conciencia en toda una comunidad.

Verónica Martínez, tesorera del directorio, relata que la organización surgió tras la muerte de su hija Renata, quien falleció el 19 de julio de 2024, a los 18 años, producto de una malformación indetectable en el tronco encefálico que le provocó un derrame cerebral fulminante.

Por Javiera Escudero

La iniciativa nació de conversaciones entre familiares y amigos cercanos, quienes acompañaron a la familia Riffo Martínez en el proceso. Con el tiempo, el grupo decidió formalizar la iniciativa y, tras varios trámites legales, el pasado 10 de noviembre de 2024 quedó oficialmente inscrita.

En medio del impacto y la rapidez con que ocurrieron los hechos, Verónica y su esposo tomaron una decisión que cambiaría varias vidas: donar los órganos de Renata. «Dentro de todo lo que nos ha tocado vivir, la donación ha sido súper sanadora. Saber que Renata ayudó a seis personas, que hoy tienen otra oportunidad, ha sido un alivio en medio del dolor», cuenta.

Concientizar para respetar las voluntades

El eje central de la organización es promover la conversación familiar sobre la donación de órganos. Verónica insiste en que la falta de información aún es una barrera importante.

Muchas personas creen que basta con declarar la voluntad en el carnet, pero la ley chilena establece que, aunque todos son donantes por norma general, la decisión final recae en la familia.

«Es muy duro que en el momento más difícil de tu vida te pregunten si quieres donar los órganos. Eso tiene que estar hablado antes. La familia debe saber qué quiere cada uno», afirma.

Durante este año, la fundación ha participado en actividades organizadas por el Servicio de Salud Coquimbo y en el Día del Donante, además de reunirse con otras familias de la región que han vivido procesos similares. «Te das cuenta de que no estás solo. Hay otras personas que han pasado por lo mismo y eso ayuda muchísimo», señala Verónica.

Apoyo emocional

Aunque la fundación está en sus primeros pasos, el equipo ya visualiza un trabajo más amplio. Entre sus objetivos está ofrecer, a futuro, apoyo psicológico para familias de donantes y para padres en duelo, especialmente para quienes no pueden costear acompañamiento profesional.

Por ahora, la fundación se dedica principalmente a la difusión y a la realización de charlas en establecimientos, organizaciones y comunidades que quieran informarse sobre la donación de órganos. «Estamos súper disponibles para ir donde nos inviten. Este es un tema del que hay que hablar», subraya.

El lema que guía el trabajo de la organización es claro «sanar el dolor desde el amor». Porque, como dice Verónica, «con todo el dolor que uno siente, es muy sanador saber que se generó un granito de amor en seis vidas».

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