La Fiscalía pide 10 años por primer delito, 5 años por el segundo ilícito, y inhabilitación perpetua para conducción de vehículos a autor de tragedia

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Hecho ocurrió en 2019 en La Serena, y en el impacto perdieron la vida un padre, su hijo y otra menor quedó con secuelas graves. Testigo clave del accidente relató lo sucedido
En todo momento estuvo atento a los alegatos. De hecho, su testimonio el día lunes pasado, justamente en el inicio del juicio oral, fue clave. Luis Olivares (50) fue testigo -junto a otra persona- del fatal accidente en el Puente Zorrilla, que terminó con la vida de dos personas, además del dolor de una madre.

Asegura que nunca olvidará esa madrugada del 27 de abril del año 2019. Incluso ha llorado un par de veces por lo que vivió esa jornada, cuando en su bicicleta se dirigía a su trabajo.
«Venía doblando por Avenida Islón para tomar la ciclovía del puente Zorrilla, cuando primero pasó un auto chico, después el colectivo y sentí el impacto», cuenta Olivares, aún con la imagen guardada en su retina.

Cuando Luis sintió el fuerte ruido se acercó, «y vi a un niñito en el suelo, que estaba a unos metros del accidente, y a otra niñita que estaba atrapada. Crucé al frente para ver cómo estaba el sujeto de la camioneta, a quien le pregunté cómo estaba, y me dijo que bien…».

El sujeto era Felipe Andana, quien conducía en estado de ebriedad al momento de impactar frontalmente al automóvil con cuatro ocupantes, y que ayer el tribunal resolvió por la unanimidad de sus integrantes condenarlo como autor del delito consumado de conducción en estado de ebriedad con resultado de muerte, lesiones graves gravísimas, sin prestar auxilio a las víctimas y huir del lugar sin dar cuenta a la autoridad.

El tribunal dio por establecido, más allá de toda duda razonable, que en la Avenida Vicente Zorrilla con la línea férrea, el sujeto venía conduciendo a una velocidad no determinada, y debido al estado de ebriedad perdió el control del móvil, traspasando el eje central de la calzada e impactando frontalmente a otro automóvil que circulaba por su vía, resultando fallecido su conductor y posteriormente un hijo de 13 años de edad.

En tanto, la copiloto del automóvil resultó con lesiones graves y su hija menor de 8 años con lesiones graves gravísimas y luchando hasta el día de hoy por su vida debido a serios daños cerebrales.

Sentí rabia

Al momento del accidente Luis Olivares no dudó en ayudar a Joselyn Traipe. Más cuando la escuchó gritar por su guagua.

«La ayudé a salir del auto, pues le solté el cinturón de seguridad y la saqué. Ahí se puso a llorar y me dijo que sacáramos a la niñita, pero no podíamos…», relató el día de ayer, muy atento a lo que dictaminaban los tribunales.

Luis fue la primera persona que llegó, segundos después del accidente, «porque pasaron dos autos y no pararon, siguieron derecho, y seguramente lo hicieron para no meterse en problemas. Yo iba al trabajo, y si ves a una niñita que está atrapada, cómo te vas a hacer el leso y vas a seguir de largo. Así que por eso fui y traté de ayudar en lo que más pude», señala.

Fueron cerca de 30 minutos los que estuvo en el lugar tratando de colaborar. No más que eso, recuerda. Pero fueron los más largos de su vida. «Después llegó Carabineros, la ambulancia y bomberos. Sacaron a la niñita. En ese momento todos estaban con vida. Ya no podía hacer nada más ahí, así que me fui. Un caballero que vive a un costado de las canchas fue quien llamó a Carabineros. Pero yo estuve cerca de media hora».

Al otro día se enteró de lo que había ocurrido: Miguel Ángel Garrido y su hijo Jean Pierre habían perdido la vida.

«La sensación fue como rara, porque después que me fui de ese lugar me puse a llorar, no antes. Sentí rabia, tristeza. Al rato reaccioné a lo que había visto. Lo mismo en la noche, y al otro día, cuando le contaba a un hermano, nuevamente me puse a llorar de la impotencia, de no haber podido hacer algo más…».

Lo que pasó en el Puente Zorrilla se lo contó a su familia, y una sobrina, «que al parecer es conocida de la señora del accidente, le contó a ella, quien se comunicó conmigo para ver si podía ser testigo en el juicio. No lo pensé, pues si en algo servía mi declaración, bienvenido».

Así, un día se presentó a la Fiscalía para declarar, tiempo después que pasó el accidente. «Lo hice una sola vez. Me interrogaron y conté lo que vi esa madrugada. Pero la semana pasada me llamaron nuevamente de la Fiscalía para que me presentara a declarar. Fue el día lunes. ¿Sabe? Si no cuento seguramente nadie hubiese sabido nada, pero ojalá que haya servido mi declaración para algo bueno…».

En cuanto a la fiscalía, ésta solicitó el máximo de 10 años por el primer delito y 5 años por no prestar ayuda a sus víctimas, además de la inhabilitación perpetua para conducción de vehículos.

El abogado Raúl Castillo sostuvo que «la solicitud de pena del querellante se ajusta plenamente a lo solicitado por la señora fiscal».

La fiscal Fabiola Celis expuso que hubo testigos claves que dieron cuenta de cómo venía conduciendo el acusado. Por eso agregó que si bien hubo cercanos al imputado que se apersonaron en el lugar de los hechos, la detención del sujeto, que se fugó del lugar, ocurrió con la colaboración espontánea de la comunidad.

«La Fiscalía acreditó con prueba científica el delito, el informe de alcoholemia arrojó 1,11 gramos por mil y por el Intoxilizer 1,0», dijo la fiscal, quien además expuso los peritajes que acreditaron la muerte de las dos personas, más las lesiones en otras dos, así como pruebas de ADN del imputado en la camioneta y sus huellas plantares.

«La participación del acusado se establece con prueba científica, con pruebas tomadas en la camioneta del imputado, quien se cambió de vestimentas y huyó del lugar. El acusado y solo el acusado es la persona que se encontraba en la camioneta. Hay además huellas plantares en el sitio del suceso similares a las de sus zapatillas al momento de su detención», enfatizó.

La sentencia será conocida el sábado 21 de noviembre.

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