
El centro asistencial enfrenta cifras de atención propias del invierno en plena primavera , mientras usuarios denuncian «humillación» por la demora en la atención que ha llevado a pacientes a retirarse sin ser atendidos. El Hospital asegura que el retraso responde a la complejidad de los cuadros, el déficit de camas en la región y la falta de flujo en la red asistencial.
Por Eduardo López Segovia
Para quienes han requerido asistencia de manera urgente, la imagen de personas desistiendo de la espera en el servicio de Urgencias del Hospital de La Serena es una postal común.
Carolina Balanda, usuaria que sufrió un accidente con lesión en el cuello, relató haber esperado nueve horas continuas (desde las 5:00 hasta las 14:00 horas) para ser atendida, un hecho que la llevó a sentenciar: «El dolor ajeno que se ve aquí en urgencia es gigante, la gente prácticamente se está humillando por atención en la salud pública».
La frustración por la demora no distingue prioridades. Cristian Alves relató que «aquí no hay una atención especial para las personas de tercera edad, uno tiene que esperar bastante tiempo» y contó que debió retirarse sin ser atendido una vez tras esperar cuatro horas. De manera similar, Cristóbal Valenzuela, quien acompañaba a su hermano por un malestar estomacal (catalogado como baja prioridad), tuvo que esperar más de cuatro horas solo para la revisión y el ingreso a camilla, lo que ejemplifica el colapso.
Luis Iván Marín, director del Hospital de La Serena, reconoció que el servicio está bajo una presión extrema. «Hemos observado que tenemos un mes de noviembre bastante atípico», señaló, confirmando que la institución registra alrededor de 270 atenciones diarias, una carga que «se ve con más frecuencia en invierno». Estas cifras reflejan una tendencia histórica, pues las atenciones de urgencia aumentaron en un 20% en 2024, superando las 87.500 atenciones.
El director explicó que la atención no se realiza por orden de llegada, sino por criterio de gravedad, lo que obliga a los cuadros de menor riesgo a prolongar su espera.
Sin embargo, el problema es estructural, ya que cerca del 90% de los pacientes que ingresan a unidades críticas provienen de Urgencias.
La institución lamentó que la región de Coquimbo sea una de las zonas del país con menos camas de hospitalización por cada mil habitantes, lo que sumado a pacientes con «patologías crónicas descompensadas y con cuadros graves», impide liberar las camillas a tiempo.
El flujo de salida se ve tan comprometido que, según Marín, incluso han debido recurrir a estrategias para liberar cupos de hospitalización domiciliaria.
En un intento por agilizar la atención y gestionar el flujo de pacientes ante este déficit estructural de camas en la región, el Hospital de La Serena ha impulsado una serie de acciones mitigantes. Para optimizar la respuesta, la dotación médica se ha reforzado con la incorporación de dos urgenciólogos y se espera un tercero, buscando organizar y gestionar de manera más especializada el equipo.
Respecto al flujo interno, el Hospital destaca la implementación de 45 cupos nuevos de hospitalización para alcanzar las 342 camas en su dotación total, lo que intenta dar mayor salida a los pacientes que esperan en Urgencias.
A esto se suma que la Urgencia Pediátrica fue diferenciada de la Adulta en 2020 y se implementaron boxes de salud mental. Actualmente, el recinto trabaja en la implementación de un nuevo modelo de gestión llamado «Bording» para agilizar los flujos y ha reforzado las reuniones de gestión de camas para aumentar las altas, incluyendo la generación de medidas especiales los fines de semana.
El director Luis Iván Marín cerró su declaración pidiendo «comprensión» a la comunidad. «Lamentablemente no son todos [los recursos] que necesitamos para darle respuesta oportuna a la comunidad y pedimos su comprensión y desde luego las disculpas del caso por ello», concluyó.






























