
El animador repasó sus inicios llenos de nervios, la complicidad con Emilia Dides y el orgullo de ser parte de una tradición que considera un patrimonio familiar y regional.
Por: Valentina Echeverría O.
Cada septiembre, cuando el sol comienza a caer sobre los cerros de Coquimbo y miles de personas esperan ansiosas que parta la fiesta, una voz retumba en el escenario principal. Esa voz es la de Mario Cisternas, quien desde 2017 ha sido el encargado de dar la bienvenida a la Pampilla, cargando con nervios, orgullo y la emoción de mantener viva una tradición que siente como propia.
La primera vez, los nervios y el orgullo
Mario conoce de memoria la emoción de la Pampilla. Siendo el encargado de levantar la voz en la fiesta más grande de Chile, un rol que asumió casi de manera inesperada, pero que marcó su vida profesional y personal.
Esa primera vez la describe como «ansiedad, nervio, orgullo. Todos los sentimientos se me vinieron en ese instante cuando me preguntaron si quería ser animador de la Pampilla. Me demoré cinco minutos en responder que sí», recuerda entre risas, agregando que no solo aceptó por trabajo, sino también por la tradición pampillera de su familia.
Hoy, nueve años después, confiesa que la sensación no ha cambiado demasiado. «Siguen los nervios, sigue el apretón de guata, siguen las mariposas en la guata», admite. Aun con la experiencia acumulada en otros escenarios durante el año, cada septiembre revive la mezcla de expectativa y alegría que lo acompañó desde el primer día.
El escenario más grande de Chile
El peso de su rol no es menor, ser la voz que da la bienvenida a miles de personas y a artistas nacionales e internacionales que pisan el escenario monumental de Coquimbo. «Es una responsabilidad saber que puedes estar a cargo, junto a otras personas, de una fiesta tan importante», señaló, destacando que cada edición es distinta y que la madurez le ha permitido vivir la Pampilla con mayor mesura, pero sin perder la emoción.
Este año, además, la fiesta tuvo un hito especial con la visita del presidente de la República. Para Cisternas, aquello refuerza la importancia cultural y política que tiene la Pampilla, consolidándola como una celebración que trasciende lo local.
El encuentro con Emilia Dides
Uno de los momentos más comentados de la edición 2025 ha sido su dupla en animación con la ex Miss Chile, Emilia Dides. «Lo pasamos muy bien, ella se sintió muy desenvuelta, fantástica sobre el escenario. Era su primera noche, con los nervios normales, pero hicimos muy buenas migas».
El animador destaca la simpatía y cercanía de Emilia, con quien asegura hubo «buen feeling» desde el inicio, lo que permitió una conducción fresca y bien recibida por el público.
Mirada al futuro
Sobre cuánto tiempo más seguirá al frente de la animación, Cisternas es honesto al decir que sabe que el micrófono algún día pasará a otras manos. «Va a haber un momento en el que voy a tener que colgar el micrófono, y no tengo ningún problema. Mientras exista la oportunidad de trabajar, y mientras uno diga ‘sí, lo puedo hacer’, que venga. Feliz por los años que he estado, si continúo, más feliz todavía y si viene algún colega a hacerlo, bienvenido».
Más allá de la incertidumbre, lo cierto es que, para miles de coquimbanos y visitantes, Mario Cisternas ya es parte inseparable de la Pampilla. Su voz es la señal inequívoca de que la fiesta ha comenzado, un eco que resuena entre cerros y fondas cada 18 de septiembre.