En los primeros días de febrero, el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura, junto a estudiantes en práctica de la Universidad Católica del Norte Coquimbo (UCN), que están en el Centro de Rescate de Sernapesca, ubicado en las instalaciones de la Universidad, liberaron dos pingüinos de Humboldt en la playa de Los Choros, quienes nadaron para regresar en su hábitat con normalidad. Sin embargo, el pingüino que estuvo una semana viviendo con una familia de Totoralillo, se percató de la presencia de surfistas y se acercó para pedirles alimento.
Tras percatarse de esta situación, Sernapesca decidió regresar al ejemplar a las instalaciones del Centro de Rescate en la UCN para trabajar en una solución a este grave problema.
Al margen de las buenas intenciones y ganas de ayudar a un animal varado en la costa, mantenerlo como mascota genera un gran daño, ya que el animal puede verse expuesto a enfermedades propias de nuestras mascotas o sufrir lo que técnicamente se denomina como “improntación” (acostumbramiento del animal a las personas), que puede afectar fuertemente su reinserción en el medio marino una vez rehabilitado (hecho que efectivamente ocurrió en el caso de este pingüino), e incluso está condición puede poner en riesgo su vida, debido a que el acercamiento de esta especie a sectores habitados por el hombre conlleva riesgo de ser atacado por perros y/o sufrir accidentes en las actividades que realiza el hombre, situaciones que lamentablemente ocurren frecuentemente.
Fabiola Núñez, médico veterinario de Sernapesca que supervisa el Centro de Rescate de la UCN, aclaró que “como había estado alrededor de una semana con la familia, lamentablemente él reconoce al ser humano como proveedor de alimento. Eso hace que el animal se acerque a las personas y mueva sus alas para que le den más comida”.
“Nosotros, cuando tenemos un animal en recuperación, intentamos tener el menor contacto directo con ellos por lo mismo. Sólo existe cuando se realiza exámenes clínicos para monitorear su salud o por casos específicos. La idea es que recuperen su peso y vuelvan lo más pronto posible a su entorno natural”, manifestó la profesional respecto a esta compleja situación. Por su parte, la directora regional de Sernapesca, Cecilia Solís, hace un llamado a que cada vez que se detecte algún ejemplar de estas especies varado en la costa, eviten acercarse o darles alimento, y llamen a las autoridades correspondientes. “Como Servicio, queremos que esta historia no vuelva ocurrir, ya que regresar un pingüino con improntación a su entorno natural se hace una tarea ardua, puesto que todos queremos el bien del animal. Ellos deben vivir en su hábitat”.
Los pingüinos habitualmente andan en grupo y se apegan tanto a sus amistades que son capaces de tener una pareja para toda la vida. Cuando un pingüino macho forma pareja con una hembra, busca la piedra más perfecta en toda la playa para regalársela.