Los errores del verano europeo que Chile No debe repetir.

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( emol.com)  En el hemisferio norte la temporada estival trajo un fuerte rebrote de casos. Con la llegada del calor a Latinoamérica, los expertos señalan que es «esperable» que la gente se relaje y llaman a mantener las medidas de protección.
El 21 de junio, cuando Chile registraba 4.181 nuevos casos de covid-19, en Europa comenzaba la temporada de verano luego del paso de una primera ola de contagios que generó miles de decesos en países como España, Italia y el Reino Unido, y la esperanza en el hemisferio norte era que el virus se comportara como las otras enfermedades respiratorias y, ante el calor, cediera.

Un mes más tarde, cuando la mayoría de los países europeos ya habían dejado atrás el confinamiento, comenzaron a aparecer rebrotes. En España, el primer récord de casos diarios se dio el 20 de marzo, con 10.856 diagnósticos. El día en que comenzó el verano, el primero sin estado de alarma por coronavirus en el país, se registraban solamente 282 casos, pero ya a comienzos de septiembre las cifras eran superiores a los 11 mil nuevos casos. La situación había vuelto a descontrolarse.

En muchos otros lugares la dinámica de contagios fue similar, y los expertos asociaron el aumento al relajamiento de las medidas de protección en el contexto veraniego: las playas empezaron a llenarse de gente a poca distancia y muchas veces sin mascarilla, se multiplicaron las reuniones sociales y la edad promedio de los contagiados se fue acercando a los 40 años. El virus circulaba entre la población más joven.
«¿Qué podemos aprender? Algo que, en realidad, sabemos desde antes: que la gente se va a relajar», dice la académica de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, Soledad Martínez. «Todos somos seres humanos, los europeos y nosotros, y lo que pasa es que nos relajamos, y es normal que pase, porque hemos estado encerrados más de seis meses y esas medidas tienen una sostenibilidad que no es tan alta. Además, socializar es algo que necesitamos como seres humanos. Si bien se pueden sacar lecciones, hay que entender que es muy esperable que la gente se relaje», explica.
«Lo que hay que hacer es seguir insistiendo con la comunicación de riesgo: que hay que lavarse las manos, usar mascarilla, mantener la distancia, y esperar que la gente sea responsable», añade. «Es importante que la gente sepa cómo prevenir, que manejen su propio riesgo. No hay que decirles que no vayan a un restaurante, sino esperar que, si van a ir a uno, elijan el que esté en una terraza, que tenga las mesas separadas, que no le pasen un menú en la mano. Hay que enseñarle a la gente a que ella misma pueda hacer la evaluación de riesgos de lo que está haciendo».

LA DISTANCIA COMO BARRERA

Para Martínez, la recomendación más práctica es estar atento a las variables para tomar las decisiones en función de ellas. «Por ejemplo el número de casos. Si hay 1.500 casos diarios, entonces uno supone que no todo el mundo está contagiado, en cambio si hubieran 6 mil al día tendríamos que asustarnos más, porque la probabilidad de que nos toque un contagiado al lado es mucho mayor», expone.
Lo siguiente que menciona la doctora es un punto que ha sido identificado como clave en los contagios europeos: «También, si van a la playa, no instalarse con una toalla al lado de la otra». «Los europeos se fueron a las playas de vacaciones, como si no hubiese pasado nada«, añade por su parte la infectóloga de la U. Católica, Cecilia Vizcaya. Allí, explica, no respetaron el distanciamiento ni usaron los elementos de protección adecuados.

«Si voy a la playa, no voy a ir a esa zona en Reñaca donde hay uno encima de otro, porque ahí el virus salta aunque estén al aire libre. Si en cambio estoy a dos o tres metros de otra familia y me cuido de eso, le estoy poniendo una muy fuerte barrera al virus»

Miguel O’Ryan
En Chile, con la mejora de las temperaturas, las imágenes de personas en el litoral ya empezaron a aparecer. «En una playa acá sería una bendición estar a un metro de distancia, ¡es súper improbable lograr ese espacio entre un lugar y otro! Entonces hay que ser muy cuidadoso para estas vacaciones: si viajas, en qué viajas, con quiénes estás, qué cosas haces. Como ellos pueden pasar fácilmente de un país a otro, viajaron mucho: anduvieron en aviones, buses, trenes, y dejaron de usar mascarilla en muchos lugares. La mascarilla no se puede dejar de utilizar, no hay nada más que hacer», agrega.
Es lo mismo que recalca el integrante del consejo asesor del Ministerio de Salud, Miguel O’Ryan. «Es importante usarlas. Es molesto, es complicado, pero es importante», dijo a radio Cooperativa. «El virus todavía está entre nosotros y eso es lo que tenemos que mantener dentro de la cabeza. Si voy a la playa, no voy a ir a esa zona en Reñaca donde hay uno encima de otro, porque ahí el virus salta de uno a otro aunque estén al aire libre. Si están a menos de un metro, el virus tiene la capacidad de pasar, pero si en cambio estoy en una playa a dos o tres metros de otra familia y me cuido de eso, le estoy poniendo una muy fuerte barrera al virus», acota.
A su juicio, hay «indicios» de buen comportamiento en Chile. «De alguna manera nuestra población también ha tomado conciencia y uno lo ve: la gran mayoría de la gente está usando mascarilla, hay preocupación por mantener el distanciamiento y eso hace que estemos entre un 3% y un 6% de positividad con muchos tests. Estamos en una situación que, uno podría decir, ahora es de cierta estabilidad», agrega. «Viniendo el verano en esta situación que estamos, uno puede pensar que podemos empezar a tener más actividad al aire libre, en las playas o el campo, pero manteniendo los principios generales de resguardo», concluyó.

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