Un violento episodio de agresión escolar ocurrido en el Colegio Gabriela Mistral de La Serena. Hechos del pasado miércoles 29 de octubre y donde los alumnos se enfrascaron en una pelea sin precedentes.

Por Javiera Escudero.

Patricia Codoceo, madre de la estudiante afectada, relató a este medio con profunda indignación los hechos desencadenados durante la semana que termina.

Dice que su hija fue brutalmente agredida por otra alumna del mismo establecimiento, argumentando que la cara de su ser querido quedó desfigurada tras el ataque.

Según el testimonio de la mujer, la agresión se produjo presuntamente en el patio del recinto escolar tras el término del recreo. En las imágenes de las cámaras de seguridad a las cuales la familia tuvo acceso parcial, se habría observado que la alumna caminaba junto a un compañero del abrazo, cuando fue sorpresivamente empujada por otra .

«Mi hija voló por el aire, cayó de espalda, intentó levantarse y esta otra persona se le tiró encima. Le pegó durante casi seis minutos sin que nadie interviniera. No llegó ni un profesor ni un inspector a ayudarla», denunció la madre.

La joven resultó con múltiples lesiones en el rostro, mordeduras en los dedos y mejillas, heridas sangrantes y daño en los brackets y lentes ópticos, además de fuertes dolores cervicales que requirieron atención médica posterior.

Pese a la gravedad de la situación, la madre acusa que el colegio no prestó la asistencia correspondiente ni activó el protocolo de accidente escolar. «El inspector me dijo que esto se tomaba como una riña y que el colegio no podía hacer nada. Me negaron el papel del seguro escolar», relató.

¿Falta de apoyo institucional?

Tras la agresión, Carabineros acudió al Gabriela Mistral y trasladó a las estudiantes a constatar lesiones. Sin embargo, la familia en cuestión denuncia un trato desigual y confuso por parte de los funcionarios, esboza indignida. «Me dijeron que llevarían a mi hija a la comisaría, pero la llevaron al hospital sin avisarme. Después supe que la tenían en el calabozo, como si fuera una delincuente».

La doctora del consultorio donde posteriormente fue atendida la alumna advirtió del riesgo de infección por las mordeduras humanas y ordenó exámenes para descartar enfermedades de transmisión sexual, debido a que en el hospital no se le administró antibiótico ni vacuna preventiva.

«El colegio se lavó las manos»

Según la apoderada, la otra estudiante que ataco a su hija fue suspendida solo tres días, lo que ha provocado indignación en la familia. «Tres días de vacaciones. Mientras mi hija no puede salir al sol, no puede ir al preuniversitario, está llena de moretones y con su autoestima destrozada», expresó Codoceo.

La madre también lamenta que ninguna autoridad del colegio ni los padres de la agresora se hayan comunicado con ella. «No ha habido disculpas ni acercamiento. Nadie del colegio ha llamado para saber cómo está mi hija», sostuvo.

Su hija no ha podido volver a clases ni rendir sus ensayos PAES debido a las secuelas físicas y emocionales del ataque, además de perderse actividades de final de año.

Lo que Patricia denunció como el colmo fue que un inspector de la institución le dijera «vea lo bueno de lo malo, agradezca que su hija no estaba parada cerca de una pared, o en la escalera, porque ahí sí estaríamos hablando de algo peor». La mujer cuestionó el tacto y trato humano de los funcionarios «¿Cómo se le ocurre decirme eso? Esas no son palabras, no son un consuelo»

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