
Durante el Día Nacional del destilado, la iniciativa presentada por la alcaldesa Daniela Norambuena no tiene diseño, presupuesto ni plan oficial. Desde el Concejo, el Gobierno Regional y la industria pisquera coinciden en que se trata solo de una idea preliminar que requiere definición y planificación.
Por: Valentina Echeverría O.
El pasado 15 de mayo, durante la celebración del Día Nacional del Pisco, la alcaldesa de La Serena, Daniela Norambuena, sorprendió con el anuncio de un proyecto que buscaría instalar el primer Museo del Pisco de la región en la histórica Casa Jiliberto durante su discurso y mediante sus redes sociales. La iniciativa fue presentada como una apuesta para fortalecer el turismo, relevar la identidad local y poner en valor un inmueble patrimonial del centro histórico.
Sin embargo, el entusiasmo inicial pronto dio paso a cuestionamientos. El exconcejal Félix Velasco calificó el anuncio como «inviable legalmente», asegurando que no ha sido presentado ante el Concejo Municipal ni cuenta con una planificación formal. Además, advirtió que el edificio en cuestión requiere reparaciones profundas y que los recursos originalmente destinados al inmueble habrían tenido otro propósito: la creación de un Centro de Extensión Cultural.
«Si yo pido fondos para un proyecto cultural, no puedo después cambiar su destino para entregar el espacio a un privado. Aquí no ha pasado nada por el concejo, y eso lo hace inviable».
Desde la Comisión de Cultura, la concejala Marcela Damke buscó poner paños fríos al debate y aclarar el contexto del anuncio. «El Día del Pisco la alcaldesa lo tiró como una idea, solamente como una idea. No toda la Casa Jiliberto será usada como Museo del Pisco. Ese inmueble ya está aprobado como un centro cultural y ahí se van a alojar todos los aspectos que nos representan como ciudad y territorio, incluido el Valle del Elqui».
Agregó también, que se trata de un concepto inicial, sin formalización ni financiamiento. «Todavía no hay un proyecto, y por lo mismo no tiene que pasar por el concejo. Es una idea que hay que trabajar, definir, ver su factibilidad y desarrollar con participación. Dentro de esa gran casa de la cultura que yo sueño, pueden convivir el pisco, la papaya, la agricultura, la minería y todo lo que nos da identidad».
Desde la industria pisquera, mantienen una postura similar. «Yo diría que está en una etapa bien temprana, como idea. Está la intención de la municipalidad de generar este espacio que permita poner en valor los aspectos culturales y patrimoniales asociados al pisco en la región», señaló Claudio Escobar, gerente de la asociación Pisco Chile.
Escobar explicó que la idea surgió tras una reunión protocolar entre la agrupación y la alcaldesa, en la que se conversó sobre los desafíos de la industria. «Nosotros no sabíamos que la casa estaba disponible y fue la alcaldesa quien, en esa conversación, planteó la posibilidad de crear un espacio para el museo, lo que nos pareció interesante».
El gerente valora el gesto e insiste en que no existe aún un plan de ejecución. «No hay nada concreto todavía. Hemos tenido un par de reuniones, fuimos a ver el lugar y entendemos que requerirá un trabajo no menor de recuperación y adecuación. Este es un proyecto de mediano plazo, que requiere una planificación profunda en varios sentidos. Nosotros, por supuesto, estamos disponibles para colaborar».
Desde el Gobierno Regional, la consejera Valeria Chacana, presidenta de la comisión de Educación y Cultura, manifestó reparos respecto al financiamiento y la finalidad original del proyecto. «El objeto del contrato que se firmó con fondos del FNDR tiene un objetivo claro que es la habilitación del Centro de Extensión Cultural para el patrimonio. No es posible cambiar la finalidad del proyecto de forma antojadiza por una autoridad de turno, menos cuando se trata de recursos que no son municipales».
Actualmente, el proyecto del centro cultural se encuentra en la etapa de diseño con un avance del 90%, con un monto estimado de $3.260 millones para su ejecución. Su propósito es crear un espacio que responda a la carencia de infraestructura para el desarrollo patrimonial en la comuna, rescatando y potenciando el centro histórico de La Serena, con espacios para la creación y difusión de la identidad local.
«Nos preocupa bastante el tema. Es nuestro rol fiscalizar los proyectos financiados con recursos del FNDR, y consideramos grave que se destinen fondos para ciertos fines y luego se intenten cambiar. Este centro cultural debería estar operando hace tiempo y eso es lo que vamos a fiscalizar».