
A un año del inicio del sistema eléctrico en La Serena–Coquimbo, la Seremi de Transportes confirmó que el proyecto para Ovalle ya está adjudicado, pero que su entrada en operación dependerá de la ejecución del centro de carga, actualmente en etapa previa.
Por Joaquín López Barraza
A fines de noviembre se cumplió un año desde la puesta en marcha del primer sistema regulado de buses eléctricos en la conurbación La Serena–Coquimbo.
Con 42 máquinas operando en dos recorridos troncales, el balance que realiza la Seremi de Transportes apunta a una mejora sostenida en la conectividad, la regularidad del servicio y la experiencia de viaje para miles de usuarios.
El sistema, que conecta sectores como Las Compañías, El Sauce y La Pampilla con distintos puntos de Coquimbo, marcó un punto de inflexión en el transporte público local, especialmente por su continuidad operativa en contextos donde históricamente el servicio se interrumpía.
«Hoy las personas cuentan con un transporte que funciona incluso en días donde antes no operaba, como jornadas de lluvia o eventos masivos. Existe certeza respecto de horarios y frecuencias, y eso ha sido ampliamente valorado por la ciudadanía», señaló la seremi de Transportes, Alejandra Maureira.
Según explicó la autoridad, uno de los elementos centrales del buen funcionamiento ha sido el cumplimiento contractual por parte de la empresa operadora.
Los indicadores de desempeño —que forman parte del contrato suscrito con el Ministerio de Transportes— se sitúan en torno al 90%, lo que refleja cumplimiento de recorridos, frecuencias y horarios establecidos.
A ello se suma el uso de herramientas tecnológicas, como la aplicación regional, que permite a los usuarios conocer en tiempo real el paso de los buses. «La gente reconoce mucho poder saber a qué hora pasa el bus y planificar sus traslados», indicó Maureira.
Ajustes y observaciones ciudadanas
Si bien el balance es positivo, durante el primer año también se han realizado ajustes operativos. Algunos de ellos han estado relacionados con paraderos y puntos de detención, situaciones que han requerido coordinación con los municipios.
Un caso particular fue el de Villa El Romero, donde un cambio en un punto de parada obligó a realizar modificaciones tras la reacción de la comunidad.
«Eso demuestra el nivel de apropiación que tiene el servicio por parte de las personas. Cuando algo no funciona como esperan, lo hacen saber», explicó la seremi.
En cuanto a los reclamos, Maureira detalló que han sido menos que en sistemas no regulados y, en su mayoría, se vinculan a solicitudes de detención fuera de los paraderos establecidos o a falta de información sobre el funcionamiento del sistema. Todas las observaciones, dijo, son canalizadas formalmente para su evaluación.
Desde el punto de vista territorial, la autoridad descartó diferencias relevantes entre La Serena y Coquimbo. «Este es un sistema pensado desde una lógica metropolitana. Funciona como uno solo, no como servicios comunales separados», precisó.
Regulación, condiciones laborales y desafíos pendientes
Más allá del recambio tecnológico, el sistema regulado introdujo cambios estructurales en la operación del transporte público. Entre ellos, horarios definidos —desde las 6:00 hasta las 22:00 horas—, frecuencias fiscalizadas diariamente y conductores contratados bajo un régimen formal.
«Eso también mejora la relación con los usuarios y entrega mayor estabilidad al sistema», sostuvo Maureira, destacando además la incorporación de mujeres conductoras, iniciativa impulsada a nivel regional junto al Gobierno Regional y valorada por la comunidad.
De cara al futuro, uno de los principales desafíos identificados es la necesidad de acompañar estos servicios con mayor inversión en infraestructura vial. «Se requieren vías prioritarias para el transporte público, mejoras en semaforización y gestión del tránsito, para dar mayor fluidez a los recorridos», señaló la seremi.




























