La gente los alimenta y les ha construido lugares para que pernocten, ya que algún día tuvieron una casa y una familia, pero lamentablemente, gente irresponsable se cansó de ellos y los fueron a dejar a su suerte.

La imagen se ha vuelto común en La Serena, y últimamente también en La Avenida del Mar, donde a diario se pueden ver los perros abandonados a su suerte. Pese a que muchos los alimentan y les han construido pequeñas casitas, en rigor, ya no son de nadie, como seguramente algún día lo fueron.

Y es que, según explica la concejala animalista, Daniela Molina, estos animales, claramente, por la posible edad y por su comportamiento, en algún momento fueron de casa, pero lamentablemente, la gente irresponsable que adquiere mascotas y que no les importa deshacerse de ellas como si fueran un objeto, los fueron a botar porque los dejaron de necesitar. «Lo que pasa es que hay que hacer la diferencia, porque hay una gran cantidad de perros que sí tienen dueños, pero les abren la puerta de la casa para que salgan a la calle, paseen solos y se alimenten. Pero ese no es el caso de estos perritos de la Avenida que claramente están allí porque los desecharon. Ellos sí son perros abandonados», expresa la concejala.

«La situación se
desbordó»

Para Molina, la situación de los perros abandonados se desbordó posterior a la pandemia, ya que mucha gente empezó a adquirirlos para tener una compañía durante el confinamiento, pero una vez que se retornó a la normalidad se deshicieron de ellos, dejándolos a su suerte, ya que, cruelmente, ya no tuvieron la necesidad de mantenerlos. «En ese punto el nivel de abandono se desbordó. La gente irresponsable empezó a botar a las que eran sus mascotas, algo que fue muy cruel. En ese escenario, y, además que se comenzaron a realizar menos fertilizaciones, hoy día tenemos nuevamente un problema complejo con los animales abandonados», esgrimió la concejala.

Cuidarlos igual

Muchos han manifestado que no es conveniente alimentar y hacerles cariño a estos perros para que no es acostumbren a estar en el lugar y no se vayan formando jaurías, pero para Molina, la solución no pasa por ahí. «Hay que tener humanidad, por supuesto que si un perrito está pasando hambre hay que darle algo de comer, si la culpa no es de él, sino de la persona indolente que lo abandonó», explicó Daniela Molina, agregando que cuando se ve a estos animales se debe proceder a dar aviso al municipio para que activen los protocolos, los esterilicen, vacunen y luego los devuelvan al lugar donde están, «ya que hoy no hay muchas opciones respecto a tenerlos en el canil, ya que estamos colapsados».

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