Santa Gracia, el ombligo del eclipse, pueblo de nueve familias que espera cientos de visitantes para el 2 de julio

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Cuenta la historia, hace ya muchos años, que cuando llegaron los indios con los españoles, como relata mi amigo el Flaco, justamente estos últimos, derrotados seguramente después de la batalla, con sed y hambre, cruzando caminos ásperos, divisaron un área enorme, de varios kilómetros a la redonda. En sus bolsos de cuero, como era habitual, llevaban una virgen, a quien le rezaban después de cada derrota o la victoria. Pero esta vez fue diferente. Porque al ver este paisaje majestuoso, muchos de ellos se encandilaron.

Olvidaron todo, incluso la derrota, las muertes, y se preguntaron: ¿a quién os daremos las gracias por tanta maravilla? El silencio fue sepulcral, pero breve. Y así, al mirarse los unos a los otros, se la dieron a la virgen que andaba con ellos: Fue así que la sacaron del bolso, la pusieron en una roca, se arrodillaron y rezaron: Santa, gracias por lo que estamos viendo…». Desde entonces, el lugar se llamó Santa Gracia.

Verdad o no, esta y otras historias han sido contadas en el pueblo de generación en generación. Por ejemplo, a Mario Gálvez, vecino de la localidad, se lo contó su padre, y a su padre, su abuelo, y al abuelo, el padre suyo, y así, por años, cada habitante de este lugar se ha contagiado con la historia. Que es ya su historia y que esperan contar este dos de julio a los cientos de turistas que llegarán para presenciar el eclipse total de sol.

«Para el tema del eclipse hemos elegido este punto, porque es un lugar muy especial, por la altura y por su planicie, con una franja de unos 3 kilómetros más menos. Es, sin duda, un lugar idóneo para recibir a los turistas», cuenta un ansioso Mario Gálvez. En sus mejores tiempos, Santa Gracia llegó a tener más de mil habitantes, llegados en su mayoría del norte, que con el cierre de las salitreras buscaron en este rincón del mundo, tentados por la fiebre del oro, un mejor futuro.

«Cuando cerraron las salitreras en el norte, fueron muchas las personas que llegaron por estos lados, atraídos por los lavaderos de oro. Y hoy, si te das cuenta, se ven las quebradillas que están trituradas justamente por el tema del lavadero. De hecho, hubo hasta un retén de carabineros, del que todavía se pueden ver sus vestigios, algunas murallas, a unos cuantos metros de acá -apunta a su izquierda-. Hoy es un pueblo que tiene pocos habitantes, cerca de nueve familias -unas 30 personas-, distantes unas de otras, en lugares denominados como majadas, porque debido a la sequía muchos han emigrado», cuenta.

«La idea es que los pocos habitantes que van quedando no pierdan la fe», dice otro vecino.
Es que confían en que todo saldrá bien. Y por ello, como junta de vecinos trabajan en todo y muy minuciosamente, «puesto que no queremos que nada quede al azar. Sabemos que a la región llegará mucha gente, así que por eso estamos invitando a que conozcan nuestro pueblo y el lugar que estamos preparando para que el turista, ya sea de otras partes del país y de la misma región, nos visite y pueda presenciar el fenómeno», agrega Luz, otra lugareña y encargada de hacer la publicidad, onda encargada de marketing.

Al recorrer un par de minutos, el visitante se puede dar cuenta de que la lista de actividades que pueden realizarse en este destino, es en realidad interminable. Y es que además de naturalmente poseer escenarios para el deporte, se preparó la infraestructura necesaria para brindar los más variados y completos servicios, como trekking, cabalgatas y ciclismo.

«Este sábado (ayer) se hizo un trekking y aprovecharemos el instante para llevar a todas las personas al lugar en donde va a estar la gente para el día 2 de julio, que es un lugar enorme y donde todos pueden llegar con sus carpas y pernoctar los días previos», reconoce Luz.

En ese mismo espacio, el sábado 28 de junio se comenzará a vivir literalmente el eclipse. Y así lo advierte Gálvez.

«Vamos a hacer una feria costumbrista con comidas típicas, vamos a tener ciclismo y cabalgata. Queremos que la gente lo disfrute, que lo pasé bien. Y que se vaya encantando de Santa Gracia».

Ahora, bien explican que se escogió ese lugar, previa conversación con el dueño de la estancia, principalmente porque «no hemos querido que exista ninguna contaminación en nuestro pueblo. Esta loma está a unos 2 kilómetros de donde están las casas, por lo tanto queremos mantener el sector sin ninguna contaminación, ¿se entiende? Pero, sabe, quienes han visitado el lugar, en primera instancia, no llegan con muchas expectativas, pero después de conocer el sitio quedan encantados y con ganas de regresar. Le llamamos arriba porque hay que subir un poco, es como una meseta y el camino está habilitado para los autos, no existe ningún problema».

Cada árbol, piedra o cerro, permite recorrer los acontecimientos y costumbres de los habitantes que pasaron por estas tierras: indígenas, colonizadores y fundadores.

¿Ves ese árbol? pregunta Gálvez. «¡Tiene cientos de años!», responde al momento. Por lo mismo, avisa, que «esta actividad la haremos en esta loma, que hace unos días fue trabajada por una máquinas para aplanar el suelo, pues la gente que llegue lo hará con sus carpas, y nosotros para poner nuestros stand. Todo es organizando por la junta de vecinos y cada poblador está tratando de ayudar en lo que se pueda, dado que tampoco ha sido fácil. Es que con pocos recursos cuesta conseguir las cosas, así que por lo mismo que la idea nuestra, de acá al día del eclipse, es difundir para que todo resulte bien y la gente sepa que acá en Santa Gracia también existe un bonito lugar para que las personas disfruten. Santa Gracia es un lugar cercano a la ciudad de La Serena, no es tan retirado y el camino es muy suave para los vehículos».

Para Mauricio, Luz y el resto de los pobladores, no fue fácil tomar la decisión de poner en acción el «plan eclipse». Pero se juntaron como junta de vecinos, en la quincena de abril, y lo hicieron. Había que decirle al mundo que Santa Gracia existe y que -«si es que no llueve», ríen-, tendrá los cielos más hermosos para presenciar este evento mundial.
«Costó un poco echar a andar el tema, pero finalmente nos decidimos, y para eso desarrollamos una página web (santagrachile.cl) y un correo (eclipsesantagracia@gmail.com). Sabemos que puede llegar más gente, pero eso aún es incierto. Lo importante hoy es que el espacio está y las ganas de todos nosotros también. Queremos que vengan y para estos estamos avanzando en varios temas, como las duchas y los baños químicos, gestionándolos con el municipio de La Serena y será, además, un sitio de pernoctación. Esta es la primera vez que se ocupará este lugar, será como una prueba de fuego, pero queremos que nos visiten y los atenderemos muy bien».

Así es Santa Gracia, que alberga una de las más grandes poblaciones de loros tricahue, y su gente, amable con el visitante, y que a partir del 2 de julio pretenden mirar con esperanzas el enorme potencial turístico que poseen.

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