A seis meses de la muerte del alcalde Pereira, su tumba no tiene una placa

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Pereira, conocido como el «alcalde del pueblo», falleció el 12 de julio de 2012, después de enfrentar un cáncer. Había nacido en Los Vilos, era de profesión paramédico y militó en la DC. En 2006 fue electo alcalde luego de la destitución de Pedro Velásquez, condenado por fraude.

Cumpliendo su deseo, el alcalde Pereira fue sepultado en el cementerio municipal de Coquimbo. La tumba está en la calle principal y destaca en una pequeña plaza.

El día domingo pasado cumplió seis años desde que se registrara su deceso. Aquel funeral fue uno de los más grandes que se tenga memoria en Coquimbo. El velatorio fue en el Estadio Francisco Sánchez Rumoroso a donde llegaron cientos de personas, decenas y decenas de delegaciones de instituciones  que llevaron coronas y  flores con las que se formó una gran avenida. Hubo numerosos discursos en los que se destacó la bondad de Pereira, hombre sencillo y honesto, se repitió reiteradamente.

Recordado es el relato del actual alcalde Cristian Galleguillos, quien dijo haber superado cualquier eventual diferencia con su camarada con quien tuvo un encuentro íntimo en horas previas al deceso, en la Clínica Elqui y «ahí nos abrazamos en señal de amistad»…

El 11 de febrero Pereira estaría cumpliendo sesenta y tres años. Tal vez esa pueda ser la ocasión para terminar su tumba que no tiene una placa recordatoria como él se merece. También habría que poner una fotografía de tal calidad que no se destiña tan fácilmente.

«Él siempre tiene visitas. Vienen sus parientes y gente humilde…. Nosotros nos preocupamos que tenga buenas flores frescas y que el pastito esté bueno», nos comentaba ayer un trabajador municipal, quien a la vez se queja que ha habido robos y daños… «Yo creo que son gente mandada».

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