Illapel celebró el Día de la Trashumancia y el Criancero Caprino, ofreciendo sus calles al paso de alrededor de dos mil cabezas de caprinos que van hacia la alta cordillera y lado argentino, a las llamadas veranadas, tiempo de engorda en pastizales de esas zonas.
Nicolás Véliz J.
El paso de los animales fue en medio de un callejón humano. Turistas, párvulos, vecinos en general que aplaudían y se emocionaban de este acto que implica sacrificio y aventura. Son a los menos cuatro meses en la alta cordillera.
Entre el público, caminando con los cabreros, el alcalde de Illapel, Denis Cortés y del gobierno de San Juan, Argentina. «Esta fiesta devuelve los espacios perdidos por los crianceros caprinos, quienes luego de siglos y hasta el 2011 habían sido desplazados por la modernidad. Con este simple gesto de entregarles la calle principal reconocemos lo orgullosos que nos sentimos de ellos y destacamos en su oficio y cultura una importante parte de la identidad de Illapel y el Norte Chico».
Por su parte el presidente de la Asociación Comunal de Crianceros Caprinos de Illapel, Domingo Barraza Robles, agradeció a la comunidad el apoyo que han brindado y principalmente los deseos de buenaventura en el sacrificado y largo viaje.
Cerca de las 11:00 horas del sábado 7, un criancero a caballo que llevaba en sus brazos una cabrita, recorrió las calles céntricas de Illapel pregonando que en pocos minutos los piños atravesarían la ciudad. Son 8 familias de arrieros que desfilan en las veranadas.
En la previa en el Parque Ambrosio O’Higgins se desarrolló una fiesta cultural donde hubo degustaciones de asado a la parrilla, al palo y el tradicional «asao escondi’o», platos de cocina criolla, y presentaciones artísticas de payadores y cultores locales como el grupo Licarayén y Enjambre, situación que fue coronada con la presentación de Felo y el conjunto local –que ya cuenta con un disco de oro- Los Provincianos del Choapa.
