Ayer el Tribunal Oral de Ovalle, concluido el juicio, encontró culpable del delito de homicidio a Leonardo Andrés Gallardo Puente, «El Leo Kroky», quien el 29 de septiembre del 2012 apuñaló y dio muerte a Fernando Andrés García Vega, 21 años, en medio de una riña, por lo que el imputado arriesga una pena de 10 años de reclusión
La prueba de la fiscalía indica que en la madrugada el 29 de septiembre del 2012 en una casa de propiedad de H.A.M., ubicada en calle Jorge Edwards de la población Fray Jorge, donde había una fiesta en la que estaba el guardia de seguridad «El Leo Kroky» y Fernando García, alias «El Bichus», quienes compartían con otras personas.
En ese festejo, García discutió agresivamente con el guardia, con el que salió al exterior del inmueble, trenzándose en una pelea en la esquina de Jorge Edwards con Miguel Aguirre.
En esa riña, como comprobó el ente persecutor, «El Leo Kroky» uso un arma blanca con la que apuñaló en siete oportunidades a la víctima que quedó sin vida tirado en el piso, mientras que el autor de la agresión huyó hacia Iquique en que laboraba, ciudad en que fue apresado una semana después.
El imputado tuvo un primer juicio oral en que fue absuelto del homicidio el 18 de noviembre del 2013, por lo que la fiscalía recurrió de nulidad de la Corte de Apelaciones de La Serena que resolvió realizar el segundo juicio a contar de este lunes en el que «El Leo Kroky» fue hallado culpable del hecho de sangre.
El Tribunal comunicará la sentencia en 5 días más y la sentencia deberá quedar ejecutoriada a menos que la defensa recurra de nulidad.
El Ministerio Público trabajó el caso con la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones, PDI y presentó las declaraciones de testigos. «Al momento de escuchar bulla, estas vecinas van a las ventanas y ven que hay un sujeto de contextura delgada, alto y de pelo corto que agredía a otro. El testigo presencial intentaba apaciguar los ánimos. Para el tribunal las declaraciones fueron contestes», dijo el fiscal Rodrigo Gómez.
La fiscalía presentó prueba científica con la cual se desestimó la coartada del acusado, quien afirmaba que era el testigo presencial directo quien cometió el delito. «Se obtuvieron muestras de ADN y se analizaron restos en las uñas de la víctima. El acusado tenía la teoría que la víctima peleaba con quien figura como testigo, en el suelo. Ubicamos (en la investigación) a ese testigo para acreditar o descartar aquello. No hubo parámetros o perfil positivo que estableciera que esa persona era quien peleaba con la víctima».