Madres de presos de revuelta social: «Nuestros hijos son presos políticos»

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Dos jóvenes detenidos en Huachalalume. Dos madres que esta semana llegaron desde Copiapó y Santiago para visitarlos. Dos madres que hablan de injusticia y que piden la liberad de Luis y Alfredo, encarcelados hace meses en el centro penitenciario.

Los presos de la revuelta social de octubre del año pasado se han transformado en toda una preocupación para un vasto sector del mundo político y social, pero sobre todo para sus familias. Para sus madres.

Ellas han sufrido más que nadie con la detención de sus hijos. Ellas, en algunos casos, debido a la distancia, han tenido que hacer hasta lo imposible para trasladarse, verlos y apoyarlos, como Zaida Núñez y Leticia Opazo, madres de Alfredo y Luis, respectivamente, detenidos hace meses en Huachalalume.

Para ellas sus hijos son presos políticos, «detenidos injustamente por el Estado».
Tanto Luis Castillo como Alfredo Gómez llevan encarcelados meses sin un juicio. Ambos, respectivamente, fueron trasladados desde Copiapó y Santiago, y desde entonces sin visitas debido a la pandemia.

Desde marzo que los presos tienen prohibidas las visitas. Por eso sus madres llegaron esta semana para verlos. El miércoles lo hizo Leticia y ayer Zaida. Se conocieron. Hablaron. Se abrazaron y lloraron.

Agradecieron el apoyo que han recibido de las organizaciones y exigieron justicia, «pues mi hijo está secuestrado desde el 15 de mayo por participar en las protestas del hambre en la comuna de El Bosque, en Santiago», comenta Zaida.

Agrega que «Alfredo está acusado injustamente por un parte policial, siendo trasladado desde Santiago Uno el día 15 de junio a La Serena. Como madre todo ha sido muy difícil, porque acá no tengo a nadie, sólo a Olguita (Valenzuela), quien se ha hecho cargo de Alfredo. Ella ha sido su segunda madre…».

Zaida llegó y recibió de inmediato el apoyo de organizaciones sociales que piden la libertad de los detenidos de la revuelta social. En una pequeña manifestación en el bandejón, en calle Balmaceda, frente a los bomberos. Además de las emociones, ahí también hubo felicidad.
«Después de siete meses podré verlo personalmente. No sé si lo podré abrazar -me dijeron que no- pero estoy muy emocionada, porque necesito sentir su abrazo. En realidad me emociona, porque está detenido injustamente por el Estado. Acá no existe democracia, sino que una persecución absoluta del gobierno para las personas que se manifiestan en las calles, así que exijo la libertad de Alfredo Gómez y la libertad para los presos políticos de la revuelta social que siguen secuestrados por el Estado de Chile», dice Zaida.

Luis Castillo tuvo la visita de sus madre y pareja, Camila. Para los tres fue un encuentro triste. No se veían hace tiempo, «pero quedó contento, porque le pude decir que todos lo estamos apoyando», reconoció Camila.

Para ella el encarcelamiento «es injusto, porque lo están inculpando de muchas cosas que él no hizo. Luis debería estar en su casa, con su familia, ya que es jefe de hogar, y por manifestarse está esperando una condena de muchos años».

Tanto Luis como otros jóvenes detenidos en otras cárceles del país, han motivado no sólo el apoyo de las organizaciones de Derechos Humanos, quienes acusan que existiría una motivación política para dichas detenciones, que sobrepasan el estándar regional de seis meses en el caso de las prisiones preventivas, sino también de parlamentarios, quienes pese al veto que ya anunció el Ejecutivo, insistirán en un indulto.

Y eso motiva y entusiasma a las familias. «Lo importante es que ha tenido el apoyo de mucha gente de Copiapó, de La Serena, e incluso de agrupaciones de Santiago, quienes no han dejado de manifestar su descontento porque saben que es súper injusto lo que está pasando con Luis».

Leticia Opazo, su madre, agradeció el apoyo. Sus ojos acusan cansancio y una pena enorme, «ya que Luis no debería estar preso, sino que en su casa. Mi hijo no ha matado a nadie, no ha violado a nadie, no es un asesino. Lo único que hizo fue marchar y por eso se encuentra hoy tras las rejas, y además en una cárcel de Alta Seguridad».

Cuando le hablan de los años que su hijo puede estar preso, se le revuelve el estómago. Imaginarlo le hace mal. «Me dicen que pueden ser más de veinte años, pero no sé por qué tantos, si estaba marchando, por pedir cosas que realmente se necesitan en este país. Pero la justicia es así, muy mala, y por eso como madre pido su libertad».

Pese a todo lo malo, Zaida nos dice que «existe mucha gente que nos está apoyando en Santiago, en Copiapó, acá en La Serena, lo mismo un abogado que está llevando la causa de Luis, que se ofreció de manera gratuita para defenderlo. Es mucha la gente que de todas partes nos llama para entregarnos su apoyo, preguntándose por qué Luis está detenido».

Como madre, reconoce que emocionalmente estaba muy mal, «pero con todo lo que he pasado me he hecho más fuerte, como me ha enseñado mi hijo, así que hasta el final daremos la batalla, buscaremos que salga en libertad y que pueda andar en las calles tranquilamente, que no sea perseguido él ni ninguno de los jóvenes detenidos…».

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