Vecino del presunto asesino de Canela: Infundía miedo y acosaba a mujeres

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A las 11 horas de hoy, en la comuna de Los Vilos, será la formalización a cargo del fiscal Rodrigo Gómez, del «Soldado Universal», apodo del joven de 24 años de edad que se encuentra detenido por su presunta autoría del macabro asesinato de José del Tránsito Pérez, de 89 años de edad, y del desmembramiento de su cuerpo, cuyos restos aparecieron en distintos lugares de la comuna de Canela.

Fue detenido este martes en Mejillones. Y en Canela, sus pobladores yacen más tranquilos. Pero exigen justicia. Aunque el temor radica en cómo se podría dictar sentencia con un tipo por el que su defensa podría presentar inimputabilidad. Esa, dicen en la comuna, «es la gran preocupación que existe».

A días de lo ocurrido, muchas son las cosas que se han comenzado a saber de este sujeto, el que se jactaba de inspirar temor, especialmente con las mujeres y personas de la tercera edad. Aquella imagen de perfil bajo quedó atrás cuando «sé que quedó sin su familia hace un par de años, creo que dos, por lo que comenzó a vivir solo. Trabajaba, hacía diversos pololos, ya que su madre con sus hermanos se fueron a vivir a la Segunda Región, entiendo que a Antofagasta», cuenta a través del teléfono un vecino del sector.

Esta persona, que no quiso entregar su identidad por miedo a meterse en algún problema, contó algunos escabrosos detalles de la vida de A.E.G.A., sindicado por la PDI, luego de una minuciosa investigación realizada desde el 23 de septiembre, día en que fueron encontrados los restos de don José, como el principal sospechoso del horrendo crimen que conmocionó a la comuna y a toda la región.

«En el último tiempo el ‘Comando’, como también le decían, había comenzado a mostrar una agresividad y un comportamiento demasiado extraño. Respecto a los problemas mentales o enfermedades que pudiese tener, de manera puntual desconozco su diagnóstico médico clínico, pero tenía conductas de evidente deficiencia y que no era normal a partir de sus actos. Se le buscó que se internara en un centro de salud mental, pero siempre se negaba. Se mostraba obsesivo con las mujeres, pues las amedrentaba, se les cruzaba en sus caminos y tenía la característica de dirigirse a ellas con palabras de grueso calibre, siempre con índole sexual», asegura.

Respecto a su agresividad, cuenta que «no sé si esta actitud la venía manifestando hace años, o cuando quedó solo, pero era un tipo que lloviendo, por ejemplo, podía andar con pantalón corto y polera musculosa. Se hacía el duro, el valiente. Se caracterizaba por tener mucha fuerza. Amenazaba a personas por amenazar y cuando se molestaba por algo era muy agresivo. ¿Qué lo molestaba? Que le llamaran la atención, que lo conminaran a situaciones que a él no le gustaban, entonces mostraba sus rasgos de violencia. Tenía conductas extrañas, en horarios extraños, donde lo veías caminar y caminar… Imagínate que para el temporal del año pasado, en vez de cobijarse y andar con chaqueta, debido al frío, seguía con su musculosa y el pantalón corto. Es raro, ¿no crees?»

La gente le tenía miedo

El perfil violento era conocido entre los habitantes de Canela y sus alrededores. «La gente ya le tenía miedo. Y todos decían ‘este cabro en cualquier momento se va a pegar una grande’, por lo que fue in crescendo el temor hacia él y sus conductas, sobre todo en el tema de las mujeres…Quedar la grande en el sentido de ponerse a pelear con alguien, de cometer una acción violenta con una mujer y siempre lo relacionaron con eso, puesto que había comentarios, presunciones».

Relata este vecino que cuando el ahora imputado se fue de la comuna, «creo que tenían lista su internación en un centro de salud mental o estaban gestionándolo, gente externa. Estuvo cerca de dos meses más o menos fuera y regresó en septiembre, no tengo muy claro los días, pero fue antes de la muerte de don José. Pero la gente lo quería echar, especialmente los hombres, que estaban hastiados de las situaciones y en algún desprovisto le iban a hacer justicia, por todo lo que se hablaba que hacía con las mujeres».

«Es un lugar que fue creándose de la nada y hoy es un sector bien poblado, pero en donde no hay locomoción muy habitual y el trayecto es bastante largo, así que aprovechaba esa situación con las jovencitas o con las mujeres que tenían que hacer esos tramos. Las asustaba o, eventualmente si se le daba la situación, pasar más allá. Si hasta funcionarias de algunos servicios se vieron amedrentadas por este sujeto, que las esperaba, las seguía y las visitaba».

Le gustaba que lo llamaran «Soldado Universal» y todo era relacionado con la milicia, «que era su fuerte, por lo mismo evitaba la droga, pienso», indicó este vecino.

«Voy a tener plata y voy a pagar…»

Sin embargo, la sensación de los pobladores, según reconoce esta persona, es que «todos están muy convencidos de que no actuó solo. Se fue porque había tenido un problema de connotación sexual con una mujer y porque le dijeron que lo iban a internar. Regresa entre el 14 ó 15 de septiembre y los días previos y posteriores, andaba consiguiéndose cosas y decía: ‘no te preocupes, después me van a pagar. Voy a tener plata y voy a pagar’. A ese comentario si tú le agregas un poco más de conclusiones, uno piensa que regresó para hacer un trabajo, por eso se dice y se habla acá de que algo más hay detrás de todo esto y por eso el temor, de que en definitiva se le termine echando toda la culpa a él, que pueda resultar inimputable por las facultades mentales de las cuales estamos conversando, y que el que realmente tuvo que ver en esto, si es que existe, quede impune. ¿Sabes? Regresó muy silenciosamente y hasta lo vi fumando, lo que me llamó la atención, porque la forma en cómo tomaba su cigarro –se suponía que no fumaba, no tomaba ni se drogaba- era de un tipo inexperto».

La misma fuente cuenta que «había otro tema muy particular, y que no es menor y a considerar, porque a este sujeto si lo miras fijo, le hablas, le conversas, lo buscas con la mirada, se traba y no te habla, que es una característica de su personalidad. Pero si le hablas mirando para otro lado, recién ahí le salen las palabras. No sé cómo se podrá analizar esa situación, pero es un tema que acá en la práctica se daba. Es complejo entenderlo, porque insisto, si uno no lo miraba, actuaba incluso violentamente, pero sí lo hacían, no decía nada…».

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