
El Consejo de Monumentos Nacionales notificó al municipio que la zona alta de la quebrada El Culebrón es un sitio protegido por ley. Desde el MINVU insisten en que el hallazgo está fuera del proyecto, pero arqueólogos advierten daño patrimonial y omisión de estudios ambientales.
Por Joaquín López Barraza
El trazado de la futura Avenida Panorámica de Coquimbo quedó en entredicho luego de que el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) notificara oficialmente al alcalde Ali Manouchehri que la parte alta de la quebrada El Culebrón corresponde a un sitio arqueológico protegido por la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales.
La resolución —oficio N°06219, fechado el 3 de noviembre de 2025— detalla que el área donde se ejecutan las obras viales presenta «presencia de monumentos arqueológicos», por lo que cualquier intervención o reanudación de faenas debe contar con autorización del Consejo e ingresar al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA).
El documento responde a una denuncia realizada en abril de 2024, cuando trabajadores y vecinos alertaron sobre la presunta exhumación de un cementerio prehispánico durante la ejecución del proyecto. La obra fue posteriormente suspendida, aunque el terreno pavimentado llega, literalmente, «hasta el borde de un túmulo funerario», según registros técnicos del caso.
«No son ciertos hallazgos, es un cementerio»
El arqueólogo Luis Pizarro, quien ha seguido el proceso desde sus primeras alertas, explica que el sector corresponde a una paleoduna ocupada por comunidades de entre 6.000 y 10.000 años de antigüedad, anteriores incluso a la cultura diaguita. «No se trata de unos pocos restos aislados: es un cementerio formal. Parte de ese cementerio fue intervenido y, según los antecedentes que manejamos, parte también desapareció», señala.
Pizarro asegura que el Ministerio de Vivienda evitó ingresar el proyecto al sistema ambiental pese a que la ley lo exige. «Cualquier obra con presencia de vestigios arqueológicos debe pasar por una evaluación de impacto ambiental. Eso no ocurrió, y ahora se intenta relativizar la magnitud del hallazgo. Pero aquí no hay duda: la zona está protegida por ley», advierte.
El especialista agrega que el sitio reviste además valor ecológico, pues la quebrada alberga especies en peligro de extinción. «Es un patrimonio mixto, natural y cultural. Por allí bajan felinos y guanacos desde el cerro a tomar agua. La carretera corta ese corredor biológico y no se diseñaron pasos de fauna. Es un error de planificación que debe corregirse».
Divergencia institucional
Consultado sobre el oficio, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU) aseguró que el documento del CMN «no afecta la continuidad del proyecto», ya que el sitio señalado «es cercano, pero no parte del trazado de la obra». Según la cartera, la Avenida Panorámica «ha cumplido con todos los requerimientos ambientales y patrimoniales» y cuenta con estudios y monitoreos arqueológicos «en coordinación con el Consejo de Monumentos Nacionales».
En paralelo, la Municipalidad de Coquimbo emitió una declaración señalando que mantiene coordinación permanente con el MINVU y el SERVIU, y que se ha solicitado a las instituciones competentes cumplir la normativa vigente sin retrasar los plazos comprometidos. «Es una obra prioritaria para la conectividad y la calidad de vida de sectores como El Sauce, Sindempart y Punta Mira, que han esperado durante años una solución vial», indicó la administración comunal.
Patrimonio bajo riesgo
Para Pizarro, los daños ya ocurridos podrían tener consecuencias judiciales. «Si se demuestra destrucción de contextos funerarios, se trata de un delito. Las responsabilidades alcanzan tanto a la empresa contratista como al mandante, que en este caso es el Ministerio de Vivienda y Urbanismo», sostiene.
El arqueólogo recuerda que la quebrada del Culebrón ha sido documentada en estudios previos —entre ellos uno del MOP de 2003— que ya advertían su relevancia arqueológica. «No se puede decir que fue un hallazgo imprevisto. Lo que pasó aquí fue omitir información y avanzar igual. Es el mismo patrón que vimos en otros casos, como El Olivar: primero se destruye, luego se reconoce».
Actualmente, el Consejo de Monumentos Nacionales inició un proceso de notificación a los propietarios de los terrenos colindantes, para impedir nuevas intervenciones sin autorización. Cualquier modificación futura, señala el oficio, deberá ser evaluada dentro del Sistema de Impacto Ambiental.
Un equilibrio pendiente
Mientras las autoridades buscan reanudar la construcción, los arqueólogos insisten en compatibilizar el desarrollo urbano con la protección del patrimonio. «El problema no es el progreso —dice Pizarro—, sino cómo se hace. El patrimonio no es un obstáculo, es parte de nuestra historia. Si el Estado planifica bien, ambos pueden coexistir».






























