Carlos Carmona, a días de su retiro relata el proceso del niño que empezó «chuteando» en El Llano para terminar jugando en Europa y defendiendo a la «Roja»

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A días de anunciar su retiro del fútbol, Carlitos se sincera con LA REGIÓN. El deportista más exitoso de la región de Coquimbo de los últimos años analiza una carrera positiva por donde se le mire. Aquí, la historia del niño que jugaba «a la pelota» en la calle Eleuterio Ramírez del barrio El Llano. Ese que se quedaba con sus padres hasta después de los partidos en el Francisco Sánchez Rumoroso para vibrar con cualquier momento que pasaba en el recinto. Ese mismo que terminó jugando cuatro mundiales defendiendo la Selección Chilena y brillando en Italia, cumpliendo el sueño de infancia y llenando de orgullo a toda una comuna.

Diez años activo en la competitiva Serie A no es cualquier cosa. Luego de pasar todo el proceso formativo en Coquimbo Unido, vendrían los contratos y el pasaporte a la elite. En el año 2008, Carlos Carmona da al paso y salta a Europa, fichando en la Reggina tras una excelente temporada con O’Higgins de Rancagua. La regularidad que demostró en la ciudad Regio de Calabria (región más poblada de Italia) hizo que dos años más tarde el Atalanta de Bérgamo pusiera los ojos en el volante de corte, que además empezaba a ser destacado por la prensa especializada del Calcio por su buen trato del balón.

«Carlos fue capaz de ser amado por los fans gracias a su dedicación, sacrificio y profesionalismo», decía el club italiano a través de un comunicado en febrero del 2017, fecha cuando el coquimbano cerraba su vínculo con la institución. «Carlos ha entendido desde el principio lo que significa para Atalanta. La sociedad quiere agradecerle y desearle el mayor éxito personal y deportivo», continuaba el elogio.

Tras siete años rompiéndola en el país de la «bota», pasa a Estados Unidos, a la MLS, a jugar en el Atlanta, del estado de Georgia. En esa liga se sintió sorprendido tras romper varios mitos que decían que los «gringos» no sabían de fútbol, y es que se encontró con una competencia de primer nivel, llena de cracks que habían triunfado en otros países.
En 2018 vuelve a Chile, a Colo Colo, luego de una década haciéndose un nombre en la profesión de manera individual y también con «La Roja», como colectivo. Cabe recordar que el 2005 jugaría el mundial de la categoría en Holanda y el 2007 lo haría en Canadá, donde conseguiría el tercer lugar. Sus buenas actuaciones en las selecciones juveniles hicieron que Marcelo Bielsa lo nominara para dos amistosos, ante Guatemala y Costa Rica. Carmona se lució en pocos minutos, lo que hizo que el «Loco» lo tuviera siempre considerado.

La participación del porteño en el Mundial de Sudáfrica del 2010 selló la relación entre jugador y técnico. De hecho, Bielsa fue el entrenador más influyente de su carrera, según sus propias palabras en esta entrevista.

El 2011 jugó la Copa América en Argentina, y el 2014 jugaría su segundo Mundial, esta vez en Brasil. El resto ya es historia conocida, tras ser cortado en el «Cacique» vuelve a su querido Coquimbo, con el objetivo de dejarlo en primera división.

Es viernes y Carmona va a despedirse de sus ex compañeros al Complejo Deportivo Quebrada Las Rosas. Se abraza con el «Bose», su yunta, y con algunos hinchas que le piden la última postal. De paso, se da un tiempito con LA REGIÓN.

¿Cómo llega a Coquimbo Unido siendo solo un niño?
Yo crecí en la calle Eleuterio Ramírez, a dos cuadras del estadio. Mis padres son fanáticos del club y me llevaban siempre. Éramos de quedarnos hasta el último después de los partidos, mirábamos como la barra y la gente se iba de la cancha, porque nos gustaba el lugar y aprovechábamos al máximo el momento. En eso fue que, tras un partido, pasó un encargado diciendo que habrían pruebas para menores hasta los seis años, yo tenía cinco, así que estaba listo. Así empezó todo.

Hábleme de ese proceso…
La escuela de niños se llamaba en ese tiempo Municipal Coquimbo, después cambió de nombre a los Piratas. Me acuerdo que cuando cumplí 12 años me fui a Pan de Azúcar a jugar a la academia de un tío. En paralelo seguía en los cadetes de Coquimbo, me llamaban siempre para que no descuide los entrenamientos, así que seguí jugando con todo. En uno de esos partidos preliminares que hacía el primer equipo con los reservas y series menores, me gane el cupo, mi trabajo gustó en el cuerpo técnico y comencé a alternar en el plantel.

¿Cómo recuerda ese debut en el profesionalismo?
Estaba ansioso, creo que me faltaban como dos semanas para cumplir 17 años. Fue acá en Coquimbo, en el año 2004, frente a Cobresal. Una locura, estaban todos contentos en la casa, mis padres y mis hermanas, orgullosos.

Como era de niño en el colegio, de adolescente ¿No tenía otras distracciones que no sea el fútbol?
De chico quise dedicarme a esto. Los profesores en el colegio Saint Mary me preguntaban qué quería hacer, y yo lo único que les decía era que iba a ser futbolista. Por eso estaba full metido en esto. Lo máximo que hacía era jugar taca-taca en el negocio de la esquina, yo soy súper casero y no me llamaba la atención andar haciendo cosas de grandes siendo niño. Todo tiene su etapa. En ese establecimiento estuve de primero a tercero medio y donde conservo muchas amistades. Luego tuve que pasar al Colegio Español ya que no tenía tiempo, tenía que entrenar en las mañanas y tuve que decidir.

¿El apertura 2005 sería el inicio de sus logros?
Fue un torneo increíble donde pudimos hacer una campaña histórica para la ciudad, a pesar de no haber logrado la copa. Se dio todo para nosotros, además de que participó mucha gente que venía de las inferiores, como Toti Rivera, Víctor Osorio, Alí Manouchehri, Mario Aravena, Manolo García, Nico Crovetto, y discúlpame si se me queda alguno que no haya nombrado. También ese año me tocó jugar el mundial de Holanda, así que sin duda fue un periodo clave.

Compartió cancha con el actual alcalde. ¿Lo veríamos a usted en esa faceta?
No, hay que tener vocación para eso. Alí de chico que hablaba de política y tiene toda una familia con esa tradición. Él lo está haciendo espectacular y felicito mucho a mi amigo por eso. Yo creo que también está cumpliendo un sueño al ser alcalde, porque sabe y entiende de eso. No es que yo sea un ignorante y no tenga opinión, pero simplemente no me interesa mucho.

Cuando aparece el primer contrato y tiene que irse de casa, ¿no pensó en algún momento en dejar todo botado?
Sí, hubo un par de veces en que uno pasa por esos momentos donde tiene que primar la tranquilidad a la hora de tomar una decisión. Y más en el fútbol, que es de domingo a domingo, donde de repente puede pasar algo en un entrenamiento, alguna discusión que te pilla mal parado y te dan ganas de volver. En lo personal a mí se me complicó, porque soy muy apegado a la familia, pero siempre pensé en el futuro. Eso fue en un comienzo, cuando costaba un poquito la comunicación, ahora las videollamadas te hacen estar como si estuvieras presente.

¿Qué acontecimiento importante de su familia se perdió por esto del futbol?
Todos los cumpleaños de mamá y de mi papá, no estaba nunca. Y fue duro pero siempre se comprendió. Felizmente tuve la dicha de que pude estar en el nacimiento de mis hijos, pero sí conozco de compañeros que se perdieron el parto. El sacrificio es constante desde que eres un adolecente y te privas de salir a divertirte, porque hay cuidar la alimentación y todo eso. Sin embargo creo que ese esfuerzo lo hacen también otros profesionales, no solo los futbolistas. La vida es así, te exige.

¿Qué es lo que le más le asusta ahora que anunció el retiro? ¿Cuáles son sus temores alejados de la profesión?
Cuidar de mi físico, que de hecho no he parado de entrenar. Obvio que lo hago con cuidado por una lesión que tengo a las caderas. Más que temores lo veo positivo, porque me gusta la libertad. Irme a la playa con mi esposa e hijos un verano, cuestión que antes no podía hacer ya que para estas fechas estaba en pretemporada.

La lesión a la cadera apuró su retiro. ¿Es muy grave?
Es una lesión congénita que apareció hace unos seis años. Mi abuelo y mi padre la tienen, pero a ellos, al no haber tenido una vida de deportista como la mía, no se les manifestó antes. Con el tiempo ya sé lo que puedo y no puedo hacer, que movimiento me afecta y cual no. Vengo hace varios años sufriendo, tomando antiinflamatorios, que cada día hacían menos efecto y que provocaron que el retiro sea la opción más sensata.

¿Queda satisfecho con su última etapa en Coquimbo Unido?
Yo prometí que no vendría arrastrándome a jugar. No quería venirme de viejo tampoco. Quería ser un aporte como uno más y creo que el objetivo se consiguió. Jugué el 90 % de los partidos y metimos de nuevo al club en primera. Más que pagado.

¿El gol más importante de su carrera?
Uno contra Católica de cabecita, que me gusta mucho, y uno que hice en Bérgamo a Napoli, le pegué de afuera y salió una linda conquista.

¿Será deté?

No tengo definido qué hacer con mi vida todavía. Me tomaré estos meses para estar con mi familia, que es lo más importante. Aprovechar los momentos. Si me voy a dedicar a ser deté me voy a preparar como corresponde, ya que no son dos horas de entrenamiento y para la casa. Ser profe es un trabajo donde tienes que estar 24/7, por lo que pretendo tomármelo en serio en caso que se dé.

Es el deportista más exitoso de la zona, por lo menos de los últimos 50 años. Mira para atrás y ¿Qué se siente?
Uff, ahora como que le estoy tomando el peso, y no es que antes haya mirado en menos mi carrera. Pero ahora me doy cuenta y la verdad que es difícil haber estado 10 años en Europa, donde me mantuve en la competencia y eso no fue fácil. Por eso me voy contento, porque cumplí el sueño de niño de irme a Europa y ser querido por los hinchas de Coquimbo.

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