Abogados querellantes lamentan que se haya dado esta situación cuando aseguran que aún existen diligencias pendientes, más de la mitad, que no se han realizado. «No ha existido voluntad de investigar…», precisaron.

Fue el pasado agosto cuando desde el Arzobispado se informaba el cierre del Proceso Administrativo Penal en contra del cura José Tapia, «por falta de pruebas para establecer con certeza moral la comisión del delito de abuso».

Esto, luego de un proceso que había iniciado en 2020 con una denuncia canónica ante el arzobispo de La Serena y una querella penal en el Ministerio Público, por los presuntos abusos cometidos por el sacerdote cuando Sebastián, de entonces 14 años, era acólito en la parroquia Lourdes, en La Serena.

Sin embargo, para los abogados querellantes Marcelo Gálvez y Carlos Tello, de la Corporación 20 de Octubre, hoy solo existe «impunidad», luego de la respuesta que recibieron del recurso jerárquico que se interpuso precisamente en contra del decreto que absolvió a José Manuel Tapia, y que se envió a Roma a través de la Nunciatura Apostólica, al Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

«La respuesta de Roma no la pudimos ver, como no hemos podido ver ninguna de las piezas del proceso», cuenta Gálvez.

Y aunque asegura «que nos la leyeron», finalmente se ratifica la respuesta del recurso de reconsideración que se hizo antes y dice «que la víctima no tiene injerencia en el proceso, por lo tanto, no tiene derecho a presentar escritos y tampoco tiene derecho a recursos jerárquicos».

En términos procesales canónicos, la causa ya está cerrada sin posibilidad de que la víctima, hoy de 38 años, tenga ningún acceso a ella, ni tampoco ver las deliberaciones «y las inconsistencias que se han observado dentro del proceso», se lamenta el profesional querellante.

De esta manera, el cura Tapia puede seguir haciendo todo su ministerio sacerdotal de forma normal, «como lo venía haciendo hasta ahora sin que le afecte en ningún ámbito. Y por supuesto que se levantaron todas las medidas cautelares, que poco se respetaron», se quejó el abogado.

«No ha habido voluntad»

En lo judicial, Tello reconoce que desde un principio se les señaló desde el Ministerio Publico que el caso estaba prescrito, «y por eso pedimos cambio de fiscal, por cuanto postulamos que esto es un delito de lesa humanidad, dado que hay un encubrimiento sistemático de una institución como la Iglesia».

Cuestiona las pocas diligencias que se desarrollaron, «porque si ellos empezaran a investigar, a obtener antecedentes de que esto fue sistemático y que es de lesa humanidad, no se le aplicaría la prescripción. Pero no han investigado esa arista y sin embargo quieren terminar la causa, por lo cual se nos cierran las puertas, a pesar de que dentro de lo que le hemos pedido a la justicia civil, hay una serie de diligencias, más de la mitad, que no se han realizado. Entonces no ha habido voluntad de investigar esta causa por parte de la Fiscalía y menos en lo que se refiere a lo de lesa humanidad».

Si bien pidieron en su momento que se allanara el edificio del Arzobispado, hoy reconocen que «la información no nos la han dado», y respecto a los pasos que tomarán como querellantes, «seguiremos discutiendo en los tribunales, en la medida que podamos, la figura de lesa humanidad, aunque no necesariamente eso puede tener buenos resultados».

Por lo pronto seguirán en representación de la víctima usando todas las herramientas jurídicas, «para que la causa continúe algún curso, aunque dada la voluntad expresada por la propia Fiscalía Regional, es una labor que va a ser difícil».

Sebastián, quien tomó la determinación de contar su verdad, incluso en un canal de televisión, se encuentra tranquilo, «porque desde un principio intuyó que esto podía ser así. Existe en él un tipo de crecimiento en el sentido de poder entender esto de manera profunda, pero no por ello deja de ser dañino para la víctima y un poco insultante también, porque se cierran las puertas sin que aparentemente ni siquiera hubiera ocurrido nada, por cuanto hay inconsistencias incluso en el proceso canónico».

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