Daniel, el más político de los Manouchehri, llega como diputado al parlamento (PS)

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El militante del partido socialista, Daniel Manouchehri Lobos (37), se convirtió en uno de los nuevos representantes que tendrá la región en la Cámara Baja. Obtuvo el cupo por el Nuevo Pacto Social con más de siete mil votos. En la comuna de Coquimbo logró primera mayoría de las votaciones. A mitad de año abrazó a Alí en su consagración como jefe comunal, hoy las felicitaciones fueron para el más político de los reconocidos hermanos porteños.

Es abogado y Master de la Universidad Autónoma de Barcelona, casado y padre de 2 hijos. En su campaña prometió ser un duro contra megaproyectos como Dominga o Cruz Grande. La identidad coquimbana, que tenía arraigada fuertemente, hizo que muchos dudaran hasta el último minuto de su elección.

Jugó futbol en Coquimbo Unido, como su hermano, siendo parte de la sub 17 del pirata. Pero la muerte de su abuelo Manuel Lobos en la localidad de Salala, en Barraza, al interior de Ovalle, gatilló para que el adolescente de entonces 15 años se metiera de lleno en la política.

«Prometí en el mismo funeral de mi querido abuelo que me dedicaría al mundo de la justicia social. Él fue un obrero exiliado de la dictadura militar, que luchó por el respeto de los derechos humanos una vez se instaló en la zona. Siempre estuvo metido con la gente. Lamentablemente murió de un infarto, y entonces comenzó todo ese ansiado sueño de tener una tribuna donde poder pelear y defender las causas que considero justas», dice el flamante diputado electo a LA REGIÓN.

Nos contesta el teléfono contento. Como no estarlo, dice. «Estuvimos hasta altas horas celebrando como corresponde. En familia, que es sin duda lo más importante para mí»
Y su hermano ha sido fundamental. «Que hayamos tenido ese respaldo en la ciudad de Coquimbo es reflejo de lo que está haciendo Alí por salvar a la comuna. Él es independiente, yo partidista, somos liderazgos distintos, pero nos complementamos al 100%»

La perdida de su abuelo fue clave para cimentar este camino en política y dejar a un lado el sueño de convertirse en profesional del futbol. Aunque reconoce que Alí tenía más condiciones que él. «Mi hermano era un superdotado para el deporte rey. Yo más bien era del montón, pero un gran delantero eso sí».

En el año 1999, con 14 años, se mete al partido socialista. Su escuela en materias de partido. Estudió en el Colegio Bernardo O´Hig-gins, donde fue elegido presidente del centro de alumnos. En paralelo las hacía de vocero de la Federación de Estudiantes Secundarios de Coquimbo.

En 2001 lideró el denominado «Mochilazo», que sería la protesta estudiantil más grande desde el retorno la democracia, resultando el regreso del pase escolar al Estado y a la postre un precedente de lo que vendría a ser la revolución Pingüina del 2005.

«Lo del domingo es el comienzo de un proyecto que tenía en mente de muy chico. Vengo dando la cara desde esa época. En mis inicios. Por eso, este triunfo electoral se valora mucho más, te queda una sensación rica de que al fin estamos en el lugar preciso para impulsar los cambios que necesita el país».

Sus años joviales se la pasó en la primera línea de la política. Fue jefe juvenil en el 2009 de la campaña de Michelle Bachelet. «Valoro mucho el haber estado ese tiempo trabajando para la ex Presidenta. También estuve en la vicepresidencia del PS, y en La Moneda, junto a Álvaro Elizalde en la vocería de gobierno. De toda esa oportunidades aprendí cómo funciona la política. Creo que es fundamental que un cargo como el de parlamentario sea ocupado por personas preparadas, que sepan de que se trata todo esto».

En el 2009 Daniel sacó 15 mil votos, en su primer intento para ser diputado por Coquimbo. Pero no le alcanzó. Tenía 24 años y el sistema binominal lo dejó fuera.

Pero desde que comenzó a sonar como diputado en esta elección 2021, puso sobre la mesa temas como el respeto a la Asamblea Constituyente, a una Educación Gratuita, al derecho de agua, o el acceso a internet asegurado por el Estado. No obstante, es enfático en destacar que no está para promesas que se las lleve el viento.

Con orgullo dice que estuvo en la calle marchando contra Barrancones el 2013 y ahora contra Dominga. Lo anterior sería a priori su sello. «La gente está cansada de promesas. De mucho bla bla y después las autoridades desaparecen. No van nunca más a las ferias, ni a ver cómo avanzan. Ese fue el reclamo que más me hicieron en campaña y que pretendo erradicar. De ninguna manera seguiré esa línea de trabajo. Entonces prometo no desaparecer, estar con la gente, pero, sobre todo, defender a la población de megaproyectos que invadan al ecologismo tan rico que tenemos en la región», cerró el diputado electo.

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