Principal imputado en el homicidio de Ana María Pizarro, capturado en Venezuela, es también sindicado, por un chip, por la familia de María José Zambra, asesinada en 2019. Dicen no entender cómo en todos estos años la policía nos les había comentado nada en cuanto al avance de la investigación.
Por René Martínez Rojas
En la animita que recuerda a María José Zambra (36) a un costado de la ribera del Río Elqui, en el Puente El Libertador, su tía Judith arregla una imagen de la virgen.
Limpia las flores que hay en el interior, como lo ha venido haciendo este último tiempo, y llora a su sobrina, víctima de un brutal crimen, tal como lo hicieron hace casi un mes, cuando desde el Servicio Médico Legal de Santiago llegaron sus restos para por segunda vez darle sepultura.
“Desde entonces no hemos tenido duelo”, cuenta entre agotada y emocionalmente abatida por la tardanza en la investigación del homicidio.
Pero también angustiada porque coincidentemente el sindicado como autor del asesinato de Ana María Pizarro (56) podría ser la misma persona involucrada en el crimen de su sobrina, luego que se conociera -a través de la prensa- que el chip del teléfono de Zambra fue reactivado semanas después de haber encontrado su cuerpo, tras su muerte en octubre de 2019, en un dispositivo que luego fue usado por Ana María Pizarro, quien declaró que el teléfono estaba en posesión de su pareja, José Medina Ladera.
“En todo este tiempo nunca nos han dicho nada, incluso a mi sobrina la tuvieron cinco años en Santiago en el Servicio Médico Legal y hace un mes llegó, luego de haberla enterrada y exhumar sus restos, así que no hemos descansado. Ni una misa hemos realizado como familia”, cuenta Judith.
Una actitud sospechosa
Después de días de investigación, una vez encontrados los restos desmembrados de Ana Pizarro el sábado 19 de abril, en la Avenida Cuatro Esquinas, entre Avenida El Santo y la Ruta 5 Norte, el sospechoso estaba identificado, pero no así su paradero. Por lo mismo, el Ministerio de Seguridad Pública emitía una “alerta internacional” ante el peligro de una eventual fuga. Sin embargo, el sujeto de 49 años ya había salido del país por un paso no habilitado hasta la ciudad de Valencia, en el estado de Carabobo.
Su captura, no obstante, se llevó a cabo el sábado en la Isabelica Plaza de Toros, por funcionarios de la Policía de Carabobo, y según constan medios venezolanos, este al notar la presencia de los uniformados, en una actitud sospechosa, trató de escapar. Pero la verificación en el sistema SIIPOL confirmó la alerta roja de Interpol, por lo cual los uniformados procedieron a detenerlo.
Al respecto, el prefecto Ernesto León Bórquez, jefe regional de la PDI, precisó que el sujeto se encontraba con un encargo por difusión azul de Interpol.
“Se le realizó un control e hizo match con el encargo de la difusión azul, por lo que fue retenido por la policía y posteriormente informado los antecedentes a Chile. Se gestionó la difusión roja para que fuera detenido”, explicó.
A su vez, el Fiscal Regional (s) de Coquimbo, Eduardo Yáñez, solicitó comprensión al público respecto de mantener reserva de los antecedentes de la causa, por respeto a los familiares que hoy sufren por estos hechos.
“Hay familiares que están viviendo esto con mucho dolor. Entendemos el interés, pero es en las audiencias ante tribunales donde se dan a conocer los antecedentes”, apuntó.
Conecta ambas historias
Con su detención se comienza a cerrar parte de una historia, la de Ana María Pizarro, pero no así la de María José, pues si bien reconoce Judith que “es un alivio y descanso” que haya sido capturado, sigue sin entender porque en todos estos años la policía nos les había comentado nada en cuanto al avance de la investigación.
“De verdad que quedamos en shock cuando salió esta revelación de un chip, que fue activado después de dos semanas que encontraron a mi sobrina. Pero la PDI nunca nos entregó información de que este chip se había activado…”, esgrime y lamenta que cuando preguntaban cómo iba la investigación, la respuesta nunca fue clara.