Edificio que tenía más de dos siglos de vida es demolido para nueva construcción en Coquimbo

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La familia Pellegrini lo vendió a una empresa de la zona, para levanar un nuevo edificio. Así, la casona típica inglesa de Aldunate con Argandoña en Coquimbo, comienza a extinguirse en lo visual, porque en la memoria de los coquimbanos siempre estará.

Fue de doña Buenaventura Argandoña Subercaseaux (1804-1844) y de su esposo Pablo Garriga Martínez. Resistió el tsunami de 1920 y el terremoto y tsunami del 2015.

Gran pérdida patrimonial

Juan Valdivia, vecino e historiador de Guayacán, lamenta la pérdida del edificio patrimonial. Fue realizado un trato entre privados sin que un ente público se interesara en rescatarlo.

«Es una verdadera lástima, porque ese edificio perteneció a Pablo Garriga Martínez, comerciante y empresario español que luchó por la causa de Independencia de Chile al estar radicado en Coquimbo donde tenía propiedades y de doña Buenaventura Argandoña Subercaseaux, hija de Félix de Argandoña y Alicante, español vecino de La Serena, que le heredó gran parte de los terrenos del actual centro de nuestra ciudad los que se sumaron a los de su marido».

Después de enviudar la señora Argandoña se casó con el inglés Jorge Edwards Brown, (1780-1848), donando al Estado parte de los terrenos del puerto para la construcción de la Plaza de Armas, la primera escuela pública, la parroquia San Pedro y el primer cementerio, además de los derechos de aguas para abastecer a la población.

«La casa la mandó a construir Pablo Garriga más o menos por 1823 dándole vida a ese sector, que ya tenía actividad portuaria con un frente de atraque cuando el mar llegaba a la actual calle Melgarejo y Garriga».

«Al fallecer dejó todo a su esposa Buenaventura Argandoña, la que tiempo después se casó con Jorge Edwards Brown, viudo de Isabel Ossandón Iribarren y padre del que llegaría a ser el primer alcalde de Coquimbo, Joaquín Edwards Ossandón, hasta que la señora Buenaventura también falleció, dejando a los siete hijos que le sobrevivieron de su matrimonio con Pablo Garriga como los herederos».

Con el paso del tiempo la casona comenzó a ser usada por empresas navieras. «A mediados de 1800, compartió espacio con el hotel Palace con el Hotel de France, con agencias navieras locales como la del señor Virgilio, después el inmueble pasó a ser agencia y bodega naviera y fue usada para el mismo fin por la agencia Ricardo Schulz and Company porque ahí en el sector de la plaza Vicuña Mackenna siempre ha estado la Aduana…».

La construcción, que a fines de los años 80 albergo un salón de baile y un local de apuestas de carreras de caballos, luego durante el inicio de la revitalización del Barrio Inglés en 2004, pasó a ser sede de discotecas y en época más reciente, fue un pub que cerró hace 6 años. En el segundo piso funcionó en el último tiempo el Porteño Tango Club de Coquimbo.

Don Juan lamenta lo que está ocurriendo con la antigua construcción que también forma parte de la historia del Barrio Inglés y del puerto en general. «Ahora se perderá un importante edificio que está enclavado en el Barrio Inglés que da cuenta del aporte de inmigrantes escocés, galeses e ingleses que llegaron a Coquimbo. Formaron el pueblo ( barrio) inglés que tuvo un Colegio Inglés y una Iglesia Anglicana que derivó en la creación del Cementerio Inglés de Guayacán».

Pero la otra importancia es que allí trabajaron en las agencias y en el puerto varias generaciones de estibadores y jornaleros portuarios de Coquimbo que fueron los primero habitantes de la Parte Alta. «Por eso habría que conservar y preservar de manera más fuerte por parte de las autoridades el Barrio Inglés y otros sectores históricos de la comuna como Guayacán. Lamentablemente no hay buenas políticas de preservación histórica en nuestra comuna y en todo el país también».

Su llamado es precisamente de crear una mejor ley que defienda el patrimonio material. «En el Barrio Inglés hay más o menos 39 construcciones antiguas donde destacan la Casa Amenábar, el Club Social, el edificio de la agencia de Jorge Wilson, la Casa Bauzá y el antiguo Consulado de Francia en calle Melgarejo» precisó Valdivia.

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