El ballet, al igual que otras disciplinas, se ha tenido que adaptar a los tiempos de pandemia

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En general, desde el inicio de la pandemia, en marzo del 2020, gran parte de las actividades culturales se ha visto impactada por la enfermedad que se ha mantenido por más de un año. Peter Gorman, director artístico del Centro Arte Peñuelas, cuenta como han hecho frente a las clases online y tratar de imponerse a esta nueva normalidad.

Había que ponerse online con todo al principio, y después, cuando se podía, empezar a hacer clases presenciales, «porque como tenemos una sala grande se pueden cumplir todos los protocolos y las distancias, el uso de mascarillas como hay que hacerlo, con algunas clases…».

Así relata Gorman los cambios que han debido enfrentar desde su escuela de ballet, «también esto de la pandemia ha significado una merma de alumnos y un cambio total, todo se modificó… trabajar sin desplazamiento es complicado cuando uno está acostumbrado y, como a todo el mundo, nos ha afectado bastante», sostiene.

Además las presentaciones no se pueden hacer, si se realizan son vía online, y lo que hicimos en presentaciones es difícil, porque es todo por internet.

Al igual que otras actividades culturales, ha habido un antes y un después de la pandemia, «la cantidad de gente ha disminuido, porque obviamente hacer clases online de danza en la casa y mirando el aparato no es lo mismo que hacerlo en un lugar en que se puedan desplazar, sobre todo para los niños, ya que deben confinarse en espacios muy reducidos a quienes les gusta moverse y desplazarse».

«Los adultos han podido venir, pero otros toman clases online, pero no es lo mismo, porque no están en un espacio donde sí se pueden desplazar, esa es la gran diferencia», comenta.
Ahora en pandemia, son menos de la mitad que cuando estaban 100% presencial, en donde hay distintos grupos, con niñas de dos y tres años, después hay desde los 5-6 años para arriba, y otros grupos son de adultos.

Todos los que tienen academias han sentido un impacto fuerte, y para aquellos que tienen academias más pequeñas es más difícil, porque no pueden tener muchas personas por el tema del distanciamiento que hay, los aforos y espacios.

Además, señala que ha sido complejo para los profesionales, a los que les han cortado de cuajo las presentaciones, y un bailarín sin entrenamiento decae, porque debe entrenar todos los días constantemente, y quita técnica.

«Hay que seguir buscando todas las estrategias posibles para seguir, porque se puede adaptar, no es lo ideal, pero igual ha sido complicado», dice.

Gorman cuenta que después de mucho tiempo hubo una competencia que se hizo en el Teatro Lucho Gatica de Rancagua, «ellos hicieron una propuesta de presentación y tenían de jueces a personas importantes del ballet, como Luz Lorca, directora del ballet municipal, a Jaime Pinto, que es el coreógrafo que tienen estable, y al director del ballet nacional, Mathieu Guilhaumon».

Esto fue a fines de mayo, cuando se abrió la propuesta, y les dieron un tiempo a las personas para que prepararan todo, porque eran cosas de bastante demanda, y había números que se presentaron solos, propuestas para coreógrafos y para grupos.

«El Centro Arte Peñuelas no fue premiado, pero sí seleccionado dentro de los que concursaron, porque fue bastante encima, pero considero que nos fue bien dentro de lo que hice y fue algo de bastante demanda porque había cosas clásicas de punta y variaciones difíciles».

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